LA NOTA CORTA. "BREVES NOTAS SOBRE LA VIOLENCIA”

LA NOTA CORTA. "BREVES NOTAS SOBRE LA VIOLENCIA”

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO. ESTADO ZULIA. REPÚBLICA DE VENEZUELA. AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED: JUEVES 30 DE JULIO DE 2009.

Ninguno de los seres humanos está exento de ser víctima de la violencia, bien porque la ha sufrido en su propia carne ora porque ha actuado como agente agresor. Tal vez muchos de mis lectores no compartan esta aseveración, pero tristemente es la verdad. En cada uno de nosotros existe esa parte oscura, instintiva, con signos de irracionalidad, que convierte al ser humano en un ser vivo, en el mismo nivel de irracionalidad que los animales. Desde el principio de la humanidad, el individuo ha mostrado que es capaz de perder la compostura, el equilibrio, la sindéresis y en consecuencia materializar actos de agresividad, de fuerza y de violencia. Cuando esta situación se apodera del ser humano, los efectos suelen ser trágicos, funestos y muy graves

A pesar de lo expresado anteriormente, el hombre dotado por Dios de inteligencia, de racionalidad, de discernimiento, de capacidad, de destrezas y habilidades muy superiores a los otros seres vivos, siempre podrá controlar la violencia que internamente pudiera desarrollarse en el, y manifestarse en conductas objetivas. Una de las vías o mecanismos de los cuales el hombre puede valerse, en principio, es esa inteligencia, esa conciencia, que le permite distinguir entre el bien y el mal. Aún así, la realidad está impregnada de factores alienantes, invasores de su intimidad, de su racionalidad. Estos factores, desde el punto de vista humano, son llamados elementos distorsionadotes de la conciencia y del intelecto humano. Pero realmente son lo que la palabra del señor califica como: TENTACIONES. Cualquiera de nosotros podría explicar su naturaleza, sin que tenga que necesariamente saber cómo definirlas. Ellas han existido desde la creación del hombre. Ya en el Edén, en el paraíso, el mal en forma de serpiente, introdujo en el mundo de Adán y Eva la primera tentación. En ella cayeron ambos y desde ese momento la tentación convive con el hombre, lo sigue a todas partes, lo martiriza, lo agrede, lo debilita, lo rodea con un manto de oscuridad. Dentro de estas tentaciones pueden mencionarse a título de ejemplo: los vicios en cualquiera de sus formas y naturaleza, las desviaciones de conducta, sentimientos y emociones, la falta de fe en el verdadero Dios, sustituida por la idolatría y el amor por lo puramente material.Pero la violencia también es una tentación. La historia y desarrollo de la humanidad se han encargado de exhibir el perfil de algunos individuos, de algunos miembros de la especie humana, que habiendo pensado que la utilización de la violencia le permitiría el logro- - - sin ninguna sanción a cambio - - -de triunfos y éxitos en cualquier aspecto de la vida y de la sociedad- - - craso error- - - todos ellos, al final mordieron el polvo de la irresponsabilidad, de la culpa, de la sanción moral a sus niveles de conciencia interna, de la sociedad, pero fundamentalmente la sanción divina, la sanción de Dios.

El Papa Juan Pablo Segundo nos dejó las siguientes reflexiones, que estoy seguro,nos serán de mucha utilidad:


"1.-La violencia no puede ser utilizada para establecer la paz

2.-La violencia es un mal.

3.-La violencia es inaceptable como solución a los problemas.

4.-La violencia es indigna del hombre.

5.-La violencia es una mentira, por qué va contra la verdad de la fe y contra la verdad de nuestra humanidad.

6.-La violencia destruye lo que pretende defender: la dignidad, la vida y la libertad del ser humano.

7.-La violencia es un crimen contra la humanidad, porque destruye la verdadera construcción de la humanidad.

8.-La paz no puede florecer nunca en un clima de terror, de intimidación y de muerte". (PALABRAS DE JUAN PABLO SEGUNDO, 29 DE SEPTIEMBRE DE 1979. DUBLÍN, IRLANDA, TOMADO DEL LIBRO DE BOLSILLO: "366 MARAVILLOSAS MOTIVACIONES". TIBERIO LÓPEZ FERNÁNDEZ. CARACAS-VENEZUELA EDICIONES PAULINAS. 1998 PÁG. 380)



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