martes, 25 de agosto de 2009

ORACIÓN “VIVIR ALEJADO DE LAS RIVALIDADES”






ORACIÓN “VIVIR ALEJADO DE LAS RIVALIDADES”

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADA Y PUBLICADA EN RED: MARTES 25 DE AGOSTO DE 2009.

O R A C I Ó N


Gracias Señor Jesús por inspirar a San Pablo para que en tu nombre nos enseñara que : así, pues, os conjuro en virtud de toda exhortación en Cristo, de toda persuasión de amor, de toda comunión en el Espíritu, de toda entrañable compasión, que colméis mi alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos. Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás. Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús = toda rodilla se doble = en los cielos, en la tierra y en los abismos, = y toda lengua confiese = que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre. Amen y amen… (Fragmentos de la Epístola de San Pablo a los Filipenses, capítulo dos)


COMENTARIO

(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)

Desde nuestra infancia se nos enseñó que el competir es muy sano para la persona, pues el espíritu de competencia conduce a los individuos a imponerse metas y objetivos para luego cumplirlos. Es decir una rivalidad sana, resulta y deviene en conveniente en tanto y en cuanto, ayude a la persona a superarse, a poseer iniciativas, a ser creativos y además vivir proyectando su presente hacia el futuro. Desde el punto de vista humano, lógico y racional, esta percepción, doctrina o actitudes, es plenamente aceptable, Pero desde la óptica del ejercicio de vida cristiano, la rivalidad hay que dejarla del lado, hay que soslayarla, se debe mantener alejada de nuestro proceder y de nuestro pensamiento. Tal vez esto suene para los lectores muy rígido, severo, o drástico. Pero lo que ocurre es que los patrones, preconceptos, iniciativas, valores y sentido finalista de lo humano son sumamente diferentes a las mismas categorías prenombradas, pero focalizadas en el marco de la doctrina y de la fe cristiana. Es distinta la forma en que el ser humano mira, valora, juzga y mide a otro ser humano. En el mundo terrenal, material o carnal, nos movemos y actuamos impulsados por nuestros propios intereses, fines, propósitos, objetivos, apetencias, planes, deseos y proyectos. Para un cristiano esta particular forma de vivir está reñida, en oposición, en contradicción, con los postulados en los que descansa la doctrina de Cristo. Por ello en la carta de Filipenses, nuestro señor Jesucristo por intermedio de su discernimiento en la persona de san Pablo nos recuerda que no debemos actuar con rivalidad sino más bien con humildad, ni mucho menos debemos vivir y accionar por la vanagloria, ya que esta es pasajera, efímera y poco duradera. La vanagloria produce transformaciones en ese individuo, al punto que le va creando una especie de metamorfosis, pero no en sentido positivo, sino más bien en sentido negativo, ya que le genera una serie de complejos relacionados con la superioridad, el egoísmo, la mezquindad, y la ausencia de tolerancia y reciprocidad. Estos argumentos permiten aseverar que el camino del cristiano, o asumir la postura de un verdadero cristiano no es nada fácil, la mayoría decide entrar por la puerta ancha y muy, pero muy pocos están conscientes y discernidos, que lo más productivo, lo que más le agrada al señor, lo que le asegura prosperidad, éxito y felicidad eterna, la vida inmortal y su permanencia en la mansiones celestiales que Dios tiene preparado para quienes le sirven, es el acceso por la puerta angosta y ello significa: ser mansos y humildes, perdonar a quien te ofende amar a tus enemigos, a practicar la generosidad sin ningún tipo de condición, a amar a Dios por encima de todas las cosas y con todas las fuerzas de nuestro corazón y al prójimo como a nosotros mismos. ¿Entonces amigo lector que opinas ahora de la rivalidad?. En otra oportunidad abordaremos otros aspectos muy importantes de estos fragmentos de la epístola de Pablo a los Filipenses, puesto que ahora solamente le hemos dedicado unas breves líneas al asunto de la rivalidad. Ánimo, gozo, alegría...





ETIQUETAS: vanagloria, rivalidad, tolerancia,


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