ORACIÓN “SABER ESCUCHAR A DIOS PARA HABLAR DE DIOS”
POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR
TOMADA DE SU VERSIÓN ORIGINAL MARTES 21 ABRIL DE 1998.
TRALADADA A LA RED EN DOMINGO 24 DE MAYO DE 2009.
(Fragmentos elegidos de la sección: "MERVY GONZÁLEZ ESTÁ CONVERSANDO CON…” que formó parte de un programa radial en el que participó como conductor por espacio de cuatro años aproximadamente: 1996, 1997, 1998, 1999, que se trasmitía en una estación radio eléctrica ubicada en la ciudad de Maracaibo-.Estado Zulia.- República Bolivariana de Venezuela. América del Sur).
Autoría del Prof. Dr. Mervy Enrique González publicada: DOMINGO 24 DE MAYO DE 2009
O R A C I Ó N
Señor te alabamos y te bendecimos, te glorificamos señor en esta mañana, y te damos gracias señor, por ese sacrificio tuyo limpio, puro, sin mancha, desde donde sale el sol hasta el ocaso. Te damos gracias señor porque con tu resurrección señor y tu ascensión al cielo quedó despejado definitivamente el misterio: el mesías vino hacia nosotros y nos redimió de nuestras culpas. Te damos gracias también señor por tu palabra y en ella nos aconsejas señor, que debemos saber escuchar a Dios para posteriormente hablar de Dios. Porque a veces el dinamismo de la vida y el parloteo y la plática sin cesar de todos y cada uno de nosotros, nos hace perder la perspectiva correcta de que primero debemos escucharte señor para después poder hablar de ti. Tú lo dijiste y así está reseñado en el evangelio de san Lucas en su capítulo 24 verso 49 cuando le manifestaste a tus discípulos: quedaos vosotros en la ciudad hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Danos momentos de quietud señor, para escuchar tu voz. Ayúdanos a entendernos mejor a nosotros mismos y danos señor poder de los alto, te lo pedimos Padre en el nombre de tu hijo, nuestro señor Jesús, que contigo vive y reina en la unidad el espíritu santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén y amén...
COMENTARIO
(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)
Qué hermoso es platicar con el señor, pero mas hermoso aún es escuchar su palabra. Porque al escuchar la palabra del señor, sentimos ese gozo interior, ese discernimiento y sabiduría que nos permite ver, pero muy claro, cuál debe ser nuestra actitud frente a la vida y frente al mundo. En esta mañana hermano y hermana radioyentes, es necesario precisar y determinar de manera clara y diáfana, que a veces por andar con las carreras que la vida cotidiana nos impone,, en un hablar incesante del señor , perdemos lo mejor de su palabra ,que es la paciencia de poder escuchar con esa quietud que solamente el señor nos da, esa palabra, para poder interiorizarla en nuestra mente, en nuestro espíritu y nuestro corazón y así poder transferirla fielmente al entorno que nos rodea. Hermano y hermana radioyentes, hay momentos de actuar y momentos de esperar. A veces no sabemos cuál es cual. Así les ocurrió a los discípulos después de la resurrección, Jesús se les apareció de vez en cuando, confirmó su fe y les dio instrucciones sobre sus futuras actividades. Es fácil comprender que sus discípulos estaban un poco nerviosos .tenían una fantástica noticia que proclamar al mundo: Cristo había resucitado de entre los muertos. Sabían lo que esto significaba para ellos y para el mundo. Sentían un deseo inapagable de empezar, de recorrer mundo y contarle a la gente lo que había sucedido, Pero el señor les dice que se queden en la ciudad, que no están listos todavía .Les dice: esperad hasta que recibáis poder de lo alto. Amigo y amigas radioyentes, es sumamente difícil quedarse sentado cuando se tiene una tarea importante que hacer. Uno se siente inquieto por la quietud y el espíritu se transporta hacia las cosas que hay que hacer. Manos a la obra es el lema en tales ocasiones y uno quisiera empezar por lo menos. Sin embargo en cada vida humana debe haber un poco de paciencia, un tiempo de espera .Un momento de pensar y de orar. Quien está continuamente ocupado hablando y hablando de las cosas del señor, a veces, hermana y hermana radioyentes no tiene tiempo de escuchar lo que Dios tiene que decirle. Para trabajar para Dios, tenemos que permitir tiempo para que el obre nosotros. En esta mañana hermano y hermana radioyentes la reflexión es, mantenerse en la quietud de la paciencia que da la oración, para esperar que el señor nos hable, para esperar que el señor nos deje su enseñanza y dentro de esta enseñanza, está la paz, la paz para actuar, la paz para escuchar, la paz para predicar y evangelizar, la paz que te da el señor, una paz permanente, que no es pasajera, que no es la que da el mundo, sino la paz que te da el señor. De tal manera que a partir de este momento, vamos a asumir nuestra vida y nuestros problemas, con esa paz que nos da el señor, escuchando siempre su palabra y su enseñanza. Ánimo, gozo, alegría....
ETIQUETAS: escuchar atentamente, saber oír, paciente al escuchar,
N O T A D E L A U T O R
AMIGOS Y AMIGAS, esta oración con comentario incluido, forma parte de una larga lista de ellas y que movido por el Espíritu Santo, ofrendaba al Señor de Lunes a Viernes a las siete de la mañana, en un programa radial de opinión, en el que participaba en compañía de una periodista, en el cual mi persona le dedicaba tres minutos o más (dependiendo de la Producción y/o de Máster) a orar y analizar esa oración aplicándola a la cotidianidad de nuestra vida, de nuestros actos, de nuestras, alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, tragedias, tribulaciones, bonanza, prosperidad, bienestar, etc. Todo con la intención de establecer como verdad aquella según la cual Dios siempre está con nosotros, que todo lo que nos ocurre es para bien, que existe un plan o proyecto de salvación para cada uno de nosotros diseñado por el mismísimo Dios, cuyo cumplimiento, decisión y elección depende de ti. Así que -parafraseando la escritura bíblica- “DIOS NOS HIZO SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO, PERO NO NOS SALVARÁ SIN QUE LE OFREZCAMOS ESE CONSENTIMIENTO”. ES DECIR, NUESTRO PERMISO Y AUTORIZACIÓN. El Señor es un caballero, y está siempre a las puertas de nuestro corazón, para que le abramos y pueda entrar para guiar nuestra vida y ofrecernos su santidad, gozo, alegría, discernimiento, sabiduría, y sus infinitos dones espirituales y materiales. Esa estación radioeléctrica está situada -todavía está al aire- en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República Bolivariana de Venezuela
domingo, 24 de mayo de 2009
ORACIÓN “SABER ESCUCHAR A DIOS PARA HABLAR DE DIOS”
Etiquetas:
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