LA NOTA CORTA."LA FELICIDAD Y EL BIENESTAR…ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA TENERLAS”

LA NOTA CORTA."LA FELICIDAD Y EL BIENESTAR…ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA TENERLAS”
***"El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere sino en querer siempre lo que se hace." Leon Tolstoi


POR PROF. DR.MERVY ENRIQUE GONZALEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA .AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADA Y PUBLICADA DOMINGO 31 DE MAYO DE 2009.

No es tarea fácil poseer el bienestar y la felicidad. Muchos especialistas en conducta humana, sus actitudes, destrezas y habilidades, han llegado a la conclusión de que la felicidad es un bien esquivo, complicado, complejo, multifactorial y que su estructura y contenido puede devenir en variable para cada ser humano en particular. Para muchos de los seres humanos, la felicidad consiste en atesorar suficiente fortuna y riquezas materiales para "pasar la vida bien". Otros en cambio han simplificado la definición de la felicidad exclusivamente "al aspecto de la sexualidad" en consecuencia se es más feliz cuanto más placeres sexuales se disfruten o puedan disfrutarse. El consumo de bebidas espirituosas y alcohólicas, lo son para otro sector de la sociedad. A estos deben adicionarse aquellos que consideran que las drogas son el pasaporte a la felicidad y el bienestar. Y qué decir de los individuos que perciben como bienestar y felicidad, la acumulación de conocimientos, cultura, títulos profesionales y un desmedido apego por el academicismo, la acumulación inútil de títulos y grados profesionales o como lo expresáramos hace tiempo: los que padecen de la enfermedad de “TITULITIS, MAESTRITIS Y DOCTORITIS”( ver este articulo de mi autoría en la red en mervyster.blogspòt.com). Tampoco es raro ver, como sujetos persiguen la quimera de la felicidad y el bienestar en lo fatuo, superficial y superfluo, como la belleza, la estética corporal, el mantenerse joven aunque sea fraudulentamente etc... Es imposible que olvidemos a los especímenes que van cambiando la noción de felicidad, partiendo de la edad biológica o mental que crean tener. Ellos han pasado por todas las anteriores calificaciones que se han señalado en los párrafos precedentes, así que en su ancianidad o entrando en ella, dependiendo también de la velocidad con la cual han vivido su vida, han creído que el poder político es el cénit de la felicidad, el peldaño más elevado, la cúpula final, el monte del Olimpo, la experiencia mística y el éxtasis de su existencia.

Hemos dejado---ex profeso--- en último término a quienes se han formado la idea de que la felicidad está más asociada al amor y al aspecto espiritual que a todos aquellos que hemos mencionado en las líneas supra citadas. Esta idea o noción ha demostrado ser en el ejercicio cotidiano del vivir, la verdadera naturaleza de la felicidad, del bienestar. Constituye esta manera de concebir la felicidad y el bienestar una combinación de elementos, de factores, de situaciones, de hechos , de actitudes, de decisiones, que se relacionan directamente con nuestras convicciones, con nuestra personalidad, con nuestros valores, con nuestra fe, nuestros principios, y con nuestro discernimiento acerca del bien y del mal, y yo particularmente afirmaré que la felicidad se puede reducir al cumplimiento no solamente de nuestras obligaciones con la humanidad y con la sociedad, aparejados con el disfrute y ejercicio también de nuestros derechos, derecho al trabajo, derecho al descanso, derecho a la propiedad, derecho a la paz, derecho a la vida, derecho a la alegría, derecho a la privacidad etc. Fundamentalmente y así lo creo, la felicidad consiste primeramente en estar en sintonía y en conciliación con Dios, en el cumplimiento de su santa voluntad, en el amor al prójimo, en enfrentar las dificultades serenamente para lograr vencerlas, siempre que pensemos con detenimiento en los hechos, en su análisis, de manera que podamos discernir la visión objetiva de esas adversidades y problemas en orden a descubrir su solución.

De tal modo que el bienestar y la felicidad pueden perfectamente lograrse en razón de que Dios te dio la suficiente capacidad e inteligencia para poder discernir, escudriñar y analizar de manera fría, objetiva, la esencia y causa de todas las dificultades que te va a tocar enfrentar en tu existencia viendo estas no como problemas sino más bien como oportunidades, para convertirlas y transformarlas en bienestar. Tú lo puedes, Dios así lo ha querido. De ninguna manera admitas el fracaso como la última palabra. Antes de sentirte fracasado, debes saber que siempre tendrás oportunidad para enfrentar cualquier tipo de problema y teniendo como aliado a Dios, el éxito está por demás asegurado, y la felicidad y el bienestar habrán llegado a tu existencia.

A continuación, algunas recomendaciones sencillas que debemos considerar practicar en nuestro tránsito por esta vida:


"1.-Sólo el amor genuino te hace feliz.

2.- Ama de verdad con el fin de que llenes tu vida de trascendencia, de gozo y de paz

3.-Niégate a satisfacer tu voraz egoísmo exigiendo ser atendido en todos tus caprichos.

4.-Has la ofrenda de tu corazón sirviendo, con generosidad, a quienes soliciten tu ayuda.

5.- Si buscas el amor fuera de ti, te morirás sin hallarlo.

6.-El amor está dentro de ti.

7.-El amor lo encontrarás cuando lo ofrezcas, en actitudes de acogida y de servicio, a tus hermanos.

8.-La caridad es el océano de todas las virtudes.

9.-No eres más feliz porque tengas más dinero, o más prestigio social o más satisfacciones sensuales.

10.- Los bienes económicos pueden facilitarte comodidades materiales, y bien utilizados, te proporcionarán satisfacciones espirituales.

11.-Los placeres sensuales como objetivos únicos de la vida, han hecho infelices hasta la miseria, a millares, por qué su indisciplina aflojó sus energías espirituales y los alejó de Dios, quién es el Bien Supremo, la Belleza Absoluta y nuestra Suprema Felicidad.

12.- La felicidad es un don esquivo para quienes la buscan en las cosas pasajeras" (Tomada de: 366 MARAVILLOSAS MOTIVACIONES. Tiberio López Fernández. Bogotá-Colombia. Ediciones San Pablo. 1998. Págs. 162-163).

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