martes, 6 de octubre de 2009

ORACIÓN “PARA GANAR EL REINO DE DIOS “





ORACIÓN “PARA GANAR EL REINO DE DIOS “

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED MARTES 06 OCTUBRE DE 2009.

O R A C I Ó N


“Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano. ¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente: él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro”. Amen y amen… (Fragmentos del Salmo 24)


COMENTARIO

(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)

Qué difícil es el camino que conduce al reino de los cielos. Jesús les dijo a sus discípulos que los profetas y todos aquellos que sirviéndole a Dios le precedieron, soñaban compartir la oportunidad de ver al mesías, al redentor, al hijo de Dios , al cordero del sacrificio, pero ustedes tienen esa oportunidad y no entienden lo que les enseño, porque todavía dudan .Señor Jesús te alabamos y te bendecimos, y te ofrendamos nuestra gratitud, amor y reverencia, porque en ti se cumplió la promesa hecha por Dios padre, anunciada por los profetas y los hombres de Dios: Que enviaría a su único hijo para reivindicar al hombre, cancelando sus pecados, y a través del sacrificio de la sangre del cordero de Dios, de Jesucristo nuestro señor, le permitiría la entrada al reino de los cielos. ¿Que debemos hacer, entonces, para lograr entrar a las mansiones celestiales del señor? En principio la escritura nos enseña en el libro de los salmos, que debemos tener nuestras manos limpias y puro el corazón, que no le rindamos culto a los ídolos, es decir no practicar la idolatría, ni jurar falsamente. Nuestras manos no deben estar manchadas de sangre, ni mucho menos haber sido utilizadas para la ejecución de conductas y actos pecaminosos. Nuestro corazón como morada del espíritu santo, permanecerá, y así procuraremos, limpio y puro, impidiendo que se alojen en el, los sentimientos negativos, como la envidia, el odio, el rencor, la venganza, la incredulidad, las ofensas a Dios y al prójimo, etc. Tampoco el hombre adorará a falsos dioses, ni a ningún ídolo, ya que tal y como nos lo enseñó nuestro señor Jesucristo, por intermedio del nuevo mandamiento del amor que nos trajo: Amarás al señor por encima de todas las cosas, con todas las fuerzas de tu mente y de tu corazón, y amarás al prójimo como a ti mismo. Quien vive y actúa en esta fórmula, entrará al reino de los cielos, pues su recompensa será grande y las bendiciones que reciba del señor, serán infinitas. Vamos a transitar esta senda. Entreguémosle a nuestro señor Jesucristo la orientación de nuestra vida, abrámosle las puertas de nuestro corazón, para que se entronice de manera permanente y perpetua en el. Dejemos que el nos guíe y controle nuestros pensamientos y obras. Vivamos la gracia de cumplir y aplicar en nuestra cotidianeidad, las enseñanzas predicadas y explicitadas en la santa Biblia y guardadas, protegidas y también difundidas por nuestra madre, la santa iglesia católica. Ánimo, gozo, alegría…


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