viernes, 21 de marzo de 2008

Vídeo: "No importa cuánto sino qué".

NOTA EXPLICATIVA DEL CONTENIDO DE ESTE VÍDEO.

JUEVES 21 DE MARZO DE 2008, HORA: 11 Y 55 A.M.

MARACAIBO -VENEZUELA-AMÉRICA DEL SUR:

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR

Cuando se trata de donar, regalar o simplemente dar a otras personas, los seres humanos transitamos el camino de la disyuntiva y a veces los más difíciles para sacar de su bolsillo algo: viven hasta una crisis existencial. Ello es perfectamente explicable en virtud de la naturaleza de nosotros en su generalidad. Esto lo afirmamos por cuanto coexisten en esa naturaleza humana actitudes y sentimientos que establecen una vinculación íntima, estrecha y casi indisoluble entre el hombre y sus pertenencias. La historia nos muestra como muchos hombres han perdido su familia, sus amigos y hasta su propia vida tratando de defender su fortuna o su patrimonio económico.
Obviamente que este tipo de forma de ver la vida no es precisamente la que el Señor quiere para nosotros. Claro que debemos de preservar lo que hemos ganado con tanto esfuerzo, pero sí pretendemos practicar un examen más profundo de la palabra de Dios, nos encontraremos con que lo más importante no sólo son los bienes materiales que tú hayas atesorado, sino más bien lo que has hecho con esos bienes. A lo que refiero es que el poseer riquezas, fortuna, tesoro y abundantes bienes materiales no te garantiza la vida eterna ni mucho menos el acceso al cielo. Observe con detenimiento este pasaje bíblico de la viuda: cuando sin importar su futuro echó como ofrenda lo último que tenía y que necesitaba para subsistir. Sin embargo su fe y su confianza en el Señor permitieron que ella considerara como garantizado ese futuro, echando a un lado la valoración de la " riqueza " que tenía. Ahora en el caso de los otros que echaron lo que le sobraba, es lógico suponer que este tipo de persona que componen -- y así me atrevo decirlo -- la mayor parte de los miembros de la sociedad, son como los fariseos del tiempo de Jesucristo y como los doctores de la ley y los miembros del sanedrín, creen en Dios pero de la boca hacia fuera, no lo tienen en su corazón y por ello no creen fielmente en su palabra, ni cumplen sus mandatos y ni en sus obras. La practican Por ello yo me pregunto ¿estas personas que ofrendaron de aquello que les sobraba --- aunque fuese mucho – no buscaban mas bien la aprobación, el reconocimiento y la a admiración de sus congéneres? Si así fuere ya su recompensa le ha sido otorgada terrenalmente. En cuanto al viuda ¿Ocurriría lo mismo? La respuesta parece ser obvia.

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