sábado, 28 de marzo de 2009

LA NOTA CORTA. “BREVES SOBRE EL SÍNDROME DE LA ABUELITIS”






LA NOTA CORTA. “BREVES SOBRE EL SÍNDROME DE LA ABUELITIS”
POR PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR.
PUBLICADA Y REDACTADA EL SÁBADO 28 DE MARZO DE 2009.

Me he permitido tomar algunos fragmentos de las súper autopista de la información, para introducir el tema de la abuelitis que como ya todos deben saber es un fenómeno universal, cuyas consecuencias" tienen de cabeza" a psicólogos, sociólogos y demás especialistas en la conducta humana. Nadie ha escapado y con seguridad tampoco escapará de éste síndrome que transforma a los abuelos, en algunos casos, en verdaderas marionetas manejadas por sus nietos. Observe usted las iniciativas, conductas y hasta posiciones extremas de algunos abuelos. Afirman los psicólogos que este fenómeno ocurre en virtud de que los abuelos se consideran un puente entre la generación nueva de sus nietos y ellos mismos. Toda la severidad, rigidez forma de educar a sus propios hijos resulta vulnerada, neutralizada y hasta el edulcorada tras la presencia de los nietos. Atrás quedaron los duros castigos, las sanciones a conductas inadecuadas de sus hijos, el rigor en el aspecto de la formación educacional y cultural de sus vástagos, para darle paso a la conductas complacientes, "amorosas", a las actitudes y decisiones subordinadas, casi totalmente, a la voluntad de sus nietos, bien se trate de los pequeñines o de los nietos que se encuentren en la adolescencia, la pubertad, en la adultez o en la madurez. No hay limite alguno para evidenciar la sobre protección y la aceptación incondicional de las acciones, omisiones y hasta algunas transgresiones de nuestros nietos. Y si usted amigo lector se le ocurre la penosa idea de hacerles saber a los abuelos, lo nocivo y tóxico de esas conductas, forma de pensar y de actuar.... Usted se lo ha buscado.... Se ha convertido por ese solo hecho en enemigo a ultranza de esos abuelos. Pero veamos el siguiente fragmento, para que de el podamos extraer algunas conclusiones, que no requieren ,de haberse profesionalizado en psicología, sociología o cualquier otra disciplina cuyo objeto de estudio sea la conducta humana, son tan elementales esas consecuencias que se pueden mostrar en unos cuantos ejemplos:

"Soy abuela, que emoción!” “No es por nada, pero mi nieto está bellísimo, sólo mírale esa nariz, igualito al abuelo Toño”, dice la señora María al recibir a su primer nieto en el hospital. La llegada de su nieto es tan especial como lo fue el matrimonio de su única hija.Mejor dicho, no hay palabras para describir los sentimientos que se desbordan al ver al nuevo miembro de la familia. Si pudiésemos tener una fotografía de cómo se ven los abuelos en este preciso minuto verían a dos erguidos personajes de la realeza, orgullosos y llenos de alegría.Es un momento de inspiración al ver físicamente al sucesor de sus esperanzas y sueños a través del nieto. Empieza la “abuelitis”.Inmediatamente se preparan las abuelas para cuidar, asistir y ayudar a los nuevos padres de familia. La abuela María se va de inmediato a hacer compras de todo lo que hace falta al nieto. Busca las sabanitas y camisitas que usaron sus propios hijos, hasta encontró un traje típico para cuando el bebé tenga un par de meses. En casa, empieza a buscar fotos de la infancia de su esposo para mostrar el parecido entre su nieto y el abuelo. El abuelo muy contento se va al banco para abrirle una cuenta de ahorros al nieto y compartir la novedad con la gente.Si antes se reunía a jugar con sus compañeros, ahora tiene la excusa de que es “abuelo”. Le compra su primer carrito y una pelota de baloncesto, hasta ya tiene vistos los juguetes para Navidad. Se toman muchas fotos y se hace un álbum para mostrar a sus amistades. El tema central de conversación es “mi nieto y mi nieto...”. Definitivamente que “abuelitis” da con ganas."(sic) (Versión libre tomada de internet : Ariadna Espanó de Ponce).

Es tan arraigado "el amor de los abuelos" que generalmente se traduce en enfrentamientos entre los padres de sus hijos y sus abuelos. La problemática empieza a tomar forma cuando se desautoriza a los papás, pretendiendo los abuelos dictar pautas a la formación, enseñanza y desarrollo de los nietos. Se generan verdaderos combates entre abuelos y los padres de los hijos. Esta situación no resulta conveniente para nadie. En la misma todos pierden, nadie gana. Los abuelos pierden por qué serán el blanco de las críticas de sus hijos, pudiendo aparecer un distanciamiento tal, que fracture esas relaciones filiales, con la posibilidad de que se rompa definitivamente ese nexo. Pierden también los padres por qué se ven privados del legítimo derecho de criar a sus hijos conforme al marco y escala de valores que ellos han elegido. Pero también pierden los nietos debido a la confusión que se genera en ellos en cuanto al modelo a seguir en su desarrollo personal, social, educacional, psicológico y cultural. Se dirán "si sigo a mis abuelos tendré problemas con mis padres", pero "si sigo mi padres, los problemas los tendré con mis abuelos". En ambas situaciones los nietos considerarán que esa problemas fácilmente pudieran mal interpretarse como disminución o ausencia de afectos a los unos o a los otros.

Los abuelos parecen olvidar que sí es cierto que su presencia, su amor y su afecto por los nietos es necesario, adecuado y positivo para estos, aún así, deben entender que su misión no es formarlos, y que sus consejos, sugerencias y reflexiones deben expresarlas en forma privada a los padres o cuando éstos se los exijan. De otra forma pudieran convertirse en verdaderos factores de perturbación en las relaciones filiales de padres e hijos, lo cual precisamente no les gustará a los abuelos. Antes por el contrario el amor que les profesan a sus nietos procurará siempre el bienestar de ellos, su felicidad, su alegría, su éxito. Recordemos que la palabra de Dios nos enseña que el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse en matrimonio con una mujer y con ella formará una familia. Es claro que se trata de una familia diferente, aunque procedente de un mismo tronco común, posee particularidades que les son propias y que justamente las hace distintas a su familia de origen. No entraremos aquí a examinar la problemática que sucede cuando son los padres de los hijos le dejan a su vez a sus padres la crianza de aquellos y que cuando ya están bien creciditos se aparecen nuevamente por casa, a quitárselos a sus abuelos creando un problema de magnitudes impredecibles y que en la mayor parte de los casos terminan discutiéndose en los estrados judiciales. De estos aspectos nos hemos de expresar prontamente, en un artículo dedicado al tema, abundando con mayor profundidad sobre las situaciones originadas con ocasión de este síndrome de la abuelitis y demás escenarios relacionados con aquellas. Aclaro que esta nota corta no va dirigida a algún destinatario en especial. Hago la salvedad en vista de un gran número de amigos y amigas que son abuelos y que sus conductas y actitudes no necesariamente pueden subsumirse en las tratadas en este escrito. Finalmente elevo mis oraciones a Dios, con la intercesión de nuestra virgen madre María, madre de Dios y madre nuestra para qué sean abundantes en discernimiento y sabiduría, no solamente en los abuelos, si no también en los padres y en los nietos, todo para favorecer la unidad de la familia y el amor filial y celestial que debe reinar en todas las familias del mundo, para que sean un modelo de la sagrada familia formada por José, María y Jesús. Ánimo, gozo, alegría...

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