lunes, 15 de febrero de 2010

ARTÍCULO.“JESUCRISTO:¿ LOCO, REVOLUCIONARIO 0 SOCIALISTA”



IMAGEN:QUIEN CONDUCE TU VIDA LENIN O CRISTO? ...

"LA MAYOR PARTE DE LOS HOMBRES ,POR ALEJARSE DE DIOS, SUCUMBEN A LA FALSA DOCTRINA ,QUE MANIPULA COMO UNA ABSOLUTA VERDAD, EL ESTABLECIMIENTO DE LA IGUALDAD DE LOS SERES HUMANOS, POR EL USO DE LA FUERZA.POR ELLO DEBE RECHAZARSE LA DEMONÍACA IDEOLOGÍA DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO-SOCIALISMO Y SU FASE FINAL: EL COMUNISMO."MEGF. (LUNES 15 DE FEBRERO DE 2010)


ARTÍCULO.“JESUCRISTO:¿ LOCO, REVOLUCIONARIO 0 SOCIALISTA”
POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO. ESTADO ZULIA. REPÚBLICA DE VENEZUELA. AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED: LUNES 15 DE FEBRERO DE 2010.




Desarrollando y enfatizando el propio estilo de redacción, no abordaremos la temática ,sobre si Jesucristo fue un loco, un revolucionario o un socialista, sin que antes, acudamos al significado de estas tres voces, y por supuesto nada mejor que debe en sorbos la sabiduría del diccionario de la lengua española con la revisión de la real academia española. En ese sentido precisemos entonces el significado, la integilibilidad y la comprensión de lo siguientes vocablos:




loco1.(Voz mapuche).1. m. Chile. Molusco de carne comestible, pero dura, que se come guisado..(Diccionario de La Lengua Española.Artículo enmendado.Avance de la Vigésima Tercera edición. ..Real Academia Española © Todos los derechos reservados).

loco2, ca.(Quizá del ár. hisp. *láwqa, y este de ár. clás. lawqa-', f. de alwaq, estúpido; cf. port. louco).1. adj. Que ha perdido la razón. U. t. c. s.2. adj. De poco juicio, disparatado e imprudente. U. t. c. s. 3. adj. Dicho de cualquier aparato o dispositivo: Que funciona descontroladamente. La brújula se ha vuelto loca.4. adj. Que excede en mucho a lo ordinario o presumible. U. en sent. positivo. Cosecha loca. Suerte loca.5. adj. Dicho de las ramas de los árboles: Viciosas, pujantes.6. adj. Fís. Dicho de las poleas u otras partes de las máquinas: Que en ocasiones giran libre o inútilmente.7. m. y f. coloq. Nic. y Ur. Entre jóvenes, u. para dirigirse o llamar a otro.8. f. Hombre homosexual.9. f. coloq. eufem. Arg., Cuba y Ur. Mujer informal y ligera en sus relaciones con los hombres.10. f. coloq. eufem. Arg. y Ur. prostituta.a locas.1. loc. adv. a tontas y a locas.a lo ~.1. loc. adv. coloq. Con inconsciencia o sin reflexión.cada ~ con su tema.1. expr. coloq. U. para comentar la excesiva insistencia de alguien sobre algo.~ de atar.1. loc. adj. coloq. Dicho de una persona: Que en sus acciones procede como loca.~ perenne.1. loc. adj. Dicho de una persona: Que en ningún tiempo está en su juicio.2. loc. adj. coloq. Que siempre está de chanza.ni ~.1. loc. adv. coloq. U. para reforzar un rechazo o una negativa. No firmaría ni loco.(Diccionario de La Lengua Española.Artículo enmendado.Avance de la Vigésima Tercera edición. ..Real Academia Española © Todos los derechos reservados).






revolución.(Del lat. revolutĭo, -ōnis).1. f. Acción y efecto de revolver o revolverse.2. f. Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación.3. f. Inquietud, alboroto, sedición.4. f. Cambio rápido y profundo en cualquier cosa.5. f. Astr. Movimiento de un astro a lo largo de una órbita completa.6. f.Geom. Rotación de una figura alrededor de un eje, que configura un sólido o una superficie.7. f. Mec. Giro o vuelta que da una pieza sobre su eje. .revolucionario, ria.. adj. Perteneciente o relativo a la revolución.2. adj. Partidario de la revolución. U. m. c. s.3. adj. Alborotador, turbulento. U. t. c. s.. (Diccionario de la Lengua Española.Segunda Edición.Real Academia Española © Todos los derechos reservados.
socialismo.1. m. Sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes.2. m. Movimiento político que intenta establecer, con diversos matices, este sistema.3. m. Teoría filosófica y política del filósofo alemán Karl Marx, que desarrolla y radicaliza los principios del socialismo.4. m. socialdemocracia.socialista.1. adj. Que profesa la doctrina del socialismo. U. t. c. s.2. adj. Perteneciente o relativo al socialismo..(Diccionario de La Lengua Española.Artículo enmendado.Avance de la Vigésima Tercera edición. ..Real Academia Española © Todos los derechos reservados).

socialdemocracia.1. f. Disidencia del marxismo, consistente sobre todo en rechazar la orientación revolucionaria de la lucha de clases, y en propugnar una vía democrática hacia el socialismo.2. f. Cada uno de los sistemas derivados del socialismo que, al renunciar a la propiedad pública de los medios de producción, aunque no a su regulación y control, tienden a confundirse con el estado de bienestar capitalista.Diccionario de La Lengua Española.Vigésima Segunda Edición.Real Academia Española © Todos los derechos reservados).

democristiano, na.1. adj. Perteneciente o relativo al movimiento político conocido como Democracia Cristiana en Italia y otros afines en distintos países.
2. m. y f. Persona que profesa esta ideología.

democracia.

(Del lat. tardío democrati(a, y este del griego).1. f. Doctrina política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder por medio de representantes elegidos por sufragio universal.2. f. Sistema de gobierno fundado en esta doctrina.~ cristiana.1. f. Movimiento político que aúna los principios democráticos con algunos postulados de la doctrina y el pensamiento social cristianos.~ orgánica.1. f. Sistema de gobierno que, en España, sustituía el pluralismo sindical y político por la propuesta de una cohesión nacional fundada en la familia, el municipio y los sindicatos verticales.~ popular.1. f. Sistema de gobierno de los regímenes políticos de inspiración marxista.(Diccionario de La Lengua Española.Artículo enmendado.Avance de la Vigésima Tercera edición. ..Real Academia Española © Todos los derechos reservados).

En atención a los significados debidamente detallados, categóricamente precisados y nítidamente esclarecidos, puede sin atisbo de ninguna duda, afirmarse que nuestro Señor Jesucristo, ni fue un loco, ni mucho menos revolucionario, pero mayormente imposible un socialista. En la actualidad cuando un conjunto de hombres a quienes el mismo pueblo le encomendó la tarea de dirigir sus destinos, han manipulado, siguen manipulando y distorsionando no solamente la doctrina cristiana, sino falseando la imagen, la trayectoria, el mensaje, el papel, la predicación y la actividad apostólica y salvífica del Mesías, de Jesús de Nazaret, del hijo de Dios, se les debe enfrentar y desenmascarar, cuando lo que pretenden es establecer el régimen comunista, materialista, marxista, autoritario y tirano, que niega la existencia de Dios, que niega el culto y profesión de fe a nuestro creador, que rechaza la propiedad privada a la cual todos tenemos derecho, desde el más sencillo ciudadano hasta el más encumbrado empresario. Porque Dios no nos quiere miserables, pobres, llenos de necesidad y con multiplicidad de carencias. Es cierto que el reino de Dios vino fundamentalmente a beneficiar y recoger los clamores y súplica de los pobres. Pero la pobreza no puede verse única y exclusivamente como una estado o situación económico de protección, de incapacidad, de ausencia de recursos. Se es pobrestambién , cuando no se es solidario, cuando no se actúa como Cristo quiere que actuemos, cuando no amamos al prójimo como a nosotros mismos, se es pobre cuando no se tiene a Dios en nuestro corazón, ni se tiene conmiseración de todos los sufrientes, de los pobres más pobres , de los desheredados de la tierra. En fin la riqueza no es lo malo, si no lo que se hace con ella, es un fardo difícil de llevar cuando no se comparte con los demás, cuando no se invierte esa riqueza en beneficio de la humanidad y en la construcción del reino del amor. Por ello no puede ser Jesucristo un revolucionario, pues sus transformaciones y sus cambios se deben lograr a través del amor y no de la violencia que propugna la revolución, veamos sus significados transcritos anteriormente. Toda la revolución involucra violencia para el cambio, salvo que metafóricamente hablemos s de revolución, en el sentido más amoroso, puro y noble de la actividad de cambio de una situación por otra. Y este no es el caso de nuestros gobernantes, de aquellos que promueven el socialismo como la ideología según la cual el particular, el individuo, el hombre en su dimensión singular, no tiene derechos y es totalmente invadido, abrazado, y saturado por el estado, por el colectivo, por la sociedad. El individuo en este sistema socialista pierde su interés particular, todo está dirigido por el estado, es el nuevo Dios, es inconcebible el culto y la práctica de la religión, está prohibido só pena de privación de libertad o de muerte, practicar los ritos de nuestra profesión de fe cristiana. Dios, Jesucristo, la virgen María, profetas, los santos, los mártires, la santa iglesia católica, nuestro Pontífice y todo lo que tiene que ver con nuestro culto cristiano, son desplazados poder aterrador poder del estado, del gobierno comunista y de los intereses personales de quienes dirigen el gobierno de turno en el comunismo que se haya impuesto. El socialismo se fundamenta en la lucha de clases, pero el cristianismo predica y nos enseña que todos somos iguales ante los ojos de Dios y que esa igualdad se logra de manera efectiva a través del mandamiento del amor que Jesús nos trajo. El odio es la consigna en el comunismo y en el socialismo, para qué ellos puedan predominar en la escena social económica y política, requieren promover la división entre los seres humanos, el odio entre ellos, la lucha de clases, necesitan como "oxígeno maligno" la abolición de todo tipo de propiedad privada, la división entre los seres humanos de una misma comunidad, la instigación de la envidia, del odio, de la contradicción, de la intolerancia, de la agresividad de los menos protegidos por más de loma pobres en contra de aquellos que algo tienen o tienen bastante, para qué de qué modo el abismo entre los seres humanos se dilate. En cambio Jesucristo, la doctrina cristiana, nos enseña a perdonar, a desaparecer toda diferencia, a vivir y desarrollar nuestros esfuerzos siempre tendentes a la unidad, a la armonía, al equilibrio y al amor entre todos los seres humanos. Nos enseña Jesús que a través del amor, de la justicia, de la equidad, pero fundamentalmente de la caridad, la misericordia y la bondad, es como se debe y se puede obtener la paz, la tranquilidad, el amor y en consecuencia no habrá necesidad de un régimen que imponga la fuerza en contra de la voluntad de los hombres, porque estos últimos inspirado por la doctrina y enseñanza de Dios, estará trabajando en función del establecimiento de ese régimen de justicia, de equidad, de amor, de misericordia, del perdón, en el cual todos sin excepción viviremos en prosperidad, en dicha, con alegría y con la protección y asistencia de nuestro buen Jesús.

A continuación presento mis lectores un artículo escrito por el sacerdote Sergio Córdova, que con su licencia, me permito transcribir, para qué refuerce lo que ya hemos dicho anteriormente respecto de ése disparate de considerar a nuestro buen Jesucristo como un loco, como un revolucionario o como un socialista. Antes de efectuar la trascripción señalada, una expresión viene a mi mente a mi boca y no me abstendré de escribirla: "PERDÓNALOS A LOS SEÑOR PORQUE NO SABEN LO QUE DICEN, NI LO QUE HACEN"

Paseemos entonces al contenido de referido artículo que el padre Sergio Córdova intituló: "Jesús loco por revolucionario":

"JESÚS LOCO O REVOLUCIONARIO"
LUcas 6, 17-20-26

“En aquel tiempo bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo grande de discípulos y del pueblo, precedente de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón. Él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas. «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas”


Reflexión


Hace algunos años vi en una revista unas viñetas que me llamaron mucho la atención. En la primera de ellas aparecía una avenida de una gran ciudad abarrotada de tráfico. En la segunda, todos los hombres que venían en su coche gritaban furibundos: “¡Oye tú, que vas en sentido contrario!”. En la tercera, aparecía Jesús, con la cruz acuestas, que caminaba en sentido opuesto a la circulación vial. ¡Manera simpática de comunicar una enorme verdad! Efectivamente, Jesús va siempre “en sentido contrario”, en contra del pensar y del sentir común de la gente.

Se suele decir en el lenguaje coloquial que “de tal palo, tal astilla”. Y también podemos aplicar este sentir de la sabiduría popular a nuestro Señor. Si Dios Padre es “la mar de raro”, nada raro que Jesús sea la mar de desconcertante. Obra igual que su Padre. Por eso el Evangelio está tan lleno de paradojas: el que quiera salvar su vida, la perderá para poder encontrarla; el que quiera ser ensalzado, deberá humillarse; el que quiera seguir a Cristo, deberá negarse a sí mismo y tomar su cruz cada día; el que quiera ser grande, ha de ser el servidor de todos, pues los más grandes en el Reino de los cielos son los niños y los que se hacen pequeños como ellos; el que quiera vivir y tener fruto, debe caer en tierra, como el grano de trigo, morir y pudrirse; y el que lleva fruto, será podado y castigado, como los sarmientos de la vid, para que dé más fruto.

La predicación de Cristo rebosa por doquier de este tipo de “contradicciones” humanas. Y para otro botón de muestra, tenemos el texto evangélico del día de hoy. Nuestro Señor llama bienaventurados a los pobres, a los hambrientos, a los que lloran y a los que son odiados, insultados y proscritos a causa de Su nombre. San Mateo completa la lista que nos da san Lucas añadiendo cinco más: bienaventurados los mansos, los misericordiosos, los limpios de corazón, los pacíficos y los que padecen persecución por la justicia. Lucas sólo nos transmite cuatro bienaventuranzas, pero las contrapone con cuatro amenazas: ¡Ay de los ricos, de los que están hartos, de los que ahora ríen y de aquellos que son alabados por todos!…

¡Definitivamente, Jesús es desconcertante y su mensaje totalmente opuesto a los criterios del mundo! Va contra corriente. La gente -y tal vez nosotros estamos incluidos en esta “gente” piensa que los hombres verdaderamente felices y dichosos son los ricos, los poderosos, los “importantes”, los “grandes”, los que parece que tienen todo y gozan de los placeres del mundo, los que ríen, los fuertes y prepotentes, los que logran imponer a los demás la ley de su propio capricho Pero nuestro Señor se pone de la parte opuesta, del lado de los pobres, de los débiles, de los marginados y perseguidos ¡Cristo está loco o es un revolucionario!

Y, sin embargo, la experiencia de la vida da razón a las enseñanzas de Jesús. Los pobres son los hombres auténticamente felices y dichosos. Pero cuando el Señor habla de “los pobres” no se refiere sólo a los que no tienen nada, materialmente hablando; a los que carecen de toda cosa terrena; ni son dichosos por el simple hecho de carecer. No está proclamando la lucha de clases ni está promoviendo -como algunos teólogos así llamados “de la liberación” creen la dictadura del proletariado. San Mateo añade una frase muy importante que nos ayuda para interpretar correctamente el pensamiento de nuestro Señor: bienaventurados los pobres “de espíritu”. Aquí está la clave. Un “pobre de espíritu” es aquel que confía ciegamente en el amor y en el poder de Dios, y que se abandona como un hijo pequeño en los brazos de su Padre, con la certeza de que todo lo recibirá de su Providencia amorosa. Por supuesto que esto no lo lleva a la holgazanería, sino a la verdadera paz del corazón. Puesto que tiene toda su confianza puesta en Dios, sabe que Él, como Padre bueno y cariñoso, todo lo dispondrá para su mayor bien, incluso aquello que podría parecer, humanamente, menos bueno. Como dice san Pablo, “Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que lo aman” (Rom 8, 28). Sí, incluso los sufrimientos, los dolores, las penalidades y tribulaciones de esta vida. Él sabe mucho mejor lo que nos conviene, aunque nosotros no lo veamos ni lo entendamos.

Jeremías expresa esta misma idea de un modo rotundo: “maldito quien confía en el hombre y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en el desierto y no verá llegar el bien. Pero bendito el hombre que confía en el Señor y pone en Él su confianza: será como un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa sus raíces; cuando llegue el estío, no lo sentirá, sus hojas estarán verdes y siempre dará frutos” (Jer 17, 5-8).

La verdadera pobreza evangélica es la del hombre que desapega su espíritu de todas las cosas que tiene, remite a Dios toda preocupación por las cosas temporales y vive en este mundo como peregrino en camino hacia la posesión eterna de Dios. La pobreza así entendida mantiene el alma abierta a Dios, en actitud de total “expectativa”, pues todo lo espera de Él; crea un clima espiritual propicio a la docilidad interior, a la oración y a la unión con Dios, porque enseña al hombre a vivir en continua dependencia del Creador. La riqueza, en cambio, se puede convertir en cerrazón a Dios, porque, con el apego a tantas cosas baladíes, el corazón termina por llenarse de tierra y se ciega ante lo trascendente; la abundancia de cosas materiales puede ser, además, una tentación insidiosa para poner la propia seguridad en los medios humanos o económicos, que conduce a la autosuficiencia, a la presunción farisaica y a la búsqueda de una satisfacción meramente personal y egoísta.

La pobreza evangélica, por su parte, engendra la justicia y la misericordia, alimenta la esperanza, educa a la paz, al diálogo, al servicio del prójimo, aumenta el amor y dona serenidad y alegría espiritual.

Éste es el mensaje revolucionario que nos trajo nuestro Señor. Éste es el punto de arranque de las demás bienaventuranzas, porque quien vive esta pobreza sustancial es humilde, tiene fe y confianza en Dios, sabe amar con auténtica caridad a Dios y a sus semejantes. Ojalá que también nosotros seamos secuaces de este gran “revolucionario” del amor, que es Jesús de Nazaret. ¡Ésta es una revolución transformante, la locura que cambiará el mundo”( Autor: P. Sergio A. Córdova | Fuente: Catholic.net.Lucas 6, 17.20-26 )



IMAGEN:QUIEN CONDUCE TU VIDA LENIN O CRISTO? ...

"LA MAYOR PARTE DE LOS HOMBRES ,POR ALEJARSE DE DIOS, SUCUMBEN A LA FALSA DOCTRINA ,QUE MANIPULA COMO UNA ABSOLUTA VERDAD, EL ESTABLECIMIENTO DE LA IGUALDAD DE LOS SERES HUMANOS, POR EL USO DE LA FUERZA.POR ELLO DEBE RECHAZARSE LA DEMONÍACA IDEOLOGÍA DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO-SOCIALISMO Y SU FASE FINAL: EL COMUNISMO."MEGF. (LUNES 15 DE FEBRERO DE 2010)





Para citar este artículo: si se tratase del caso ejemplificado
GONZÁLEZ FUENMAYOR,Mervy Enrique Ejercicio del Principio Inquisitivo: ¿Ofrenda a la Ética o a la Justicia?.Maracaibo, Venezuela La Universidad del Zulia. 28-Enero-2009.Disponible en:http://www.inemegf.blogspot.com)

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