lunes, 23 de febrero de 2009

LA NOTA CORTA " ¿ LOS MILAGROS....SE MERECEN O SE TIENE DERECHO A ELLOS ...? ".






LA NOTA CORTA." ¿LOS MILAGROS: ...SE MERECEN O SE TIENE DERECHO A ELLOS...?".

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO.ESTADO ZULIA. REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR.
REDDACTADA Y PUBLICADA EN LUNES 23 DE FEBRERO DE 2009.

El tema de los milagros ha sido abordado desde diferentes ángulos, desde diferentes perspectivas, incluyendo la perspectiva racional, cognitiva , intelectual y científica. La mayor parte de las personas creen que tienen derecho a recibir algún milagro de su santo patrono, de su patrona, del mismo Dios o del santo a quien veneran. Su argumento para concluir tal aseveración es que todos somos criaturas de Dios y siendo este misericordioso justo y caritativo, es obvio que sus milagros son para todos, bastando para ello que le pidamos el mismo para obtenerlo. Otras argumentaciones tienen que ver con "el mayor o menor grado de pobreza" que se ostenta o exhiba. De tal suerte que en la medida en que seamos más pobres, pareciese que el milagro se hará más prontamente. Lo mismo sucede con la humildad, pues se cree que en tanto más humilde sea el peticionario del milagro, en la misma proporción, se recibirán los que se pidan. Estas conclusiones por supuesto tampoco son ciertas de manera absoluta, porque ni la pobreza, ni la humildad, ni la buena disposición al servicio de Dios , son garantías para obtener un milagro. Yo conozco gentes que siendo muy pobres, en el fondo poseen actitudes más reprobables que aquellos que son ricos y poderosos desde el punto de vista económico político o social. Hay pobres que si fueran ricos ya habrían acabado con el planeta tierra, con sus abusos y malos comportamientos y violación de los derechos humanos que serían realmente insoportables. De esta forma tampoco es la humildad, la pobreza o la disposición al servicio del señor el aval para que se lo concedan las cosas que pedimos.

Los más cultos y estudiados, generalmente profesionales universitarios o gente vinculada estrechamente con el servicio de Dios, cree a pie juntillas que son merecedores del milagro que solicitan habida cuenta de que han hecho suficientes méritos y trabajos al servicio de la causa celestial. Es decir que el labrar sus obras, sus trabajos en beneficio de la humanidad o de la sociedad, o el servicio absoluto al señor, les hace forzosos destinatarios de la bienaventuranza divina. Se trata, si lo vemos objetivamente,de una especie de contrato bilateral, sinalagmático, perfecto, dadas las circunstancias de que si yo realizo obras buenas y en cantidad suficiente y satisfactoria a los ojos de Dios, ya esta situación obliga a nuestro padre creador, a Dios, al santo a quien veneremos, a la virgen cuya advocación también veneremos, a proveernos el milagro que le pedimos. En este caso da la impresión de que es fácil "contratar con Dios la provisión de un milagro". Como puede ver el lector la autonomía, el poder, la disposición de nuestro buen Dios ha sido mercantilizado por este grupo de personas en función de las obras que ellos realizan, lo cual no deja de ser un burdo negocio civil o mercantil, toda vez que nuestro amor a Dios y nuestra fe en el, es interesada y labrada en función del lucro, de la renta o del bienestar que el mismo Dios puede darnos.

El apóstol Santiago nos dice que la fe sin obras es muerta. De manera que podemos tener mucha fe, amar mucho al señor, pero si no tenemos obras que mostrarle al señor, obviamente esta criatura estará en condiciones inferiores a aquella que teniendo mucha fe y amando al señor tenga obras, servicios realizadas en beneficio de la predicación, de la construcción del reino del amor, de la práctica de la caridad cristiana, del amor al prójimo y de la solidaridad con los que menos tienen y con los que sufren. Lo que tratamos de decir es que para exhibir obras no se requiere ni dinero, ni salud, ni riquezas, ni poder etc. quien quiera practicar la bondad lo único que necesita es disposición para hacerlo. Muchas veces argüimos la excusa de no visitar un enfermo o a un recluso o preso, porque no tenemos nada que llevarle. Estas son excusas baladíes pues muchas veces el enfermo, el preso, el sufriente, la persona que tiene problemas, el ser humano que pardezca de soledad y que viva un estado frecuente de ansiedad, de depresión, de tristeza, en fin de malvivir, agradecería más una palabra motivadora ,una palmadita en el hombro, una palabra de fe y de buenos deseos ,que cualquier otra cosa material que pudiéramos llevarle. No hay razones para no tener obras. Como tampoco hay razones para no tener fe en Dios. Basta con ver la cantidad de milagros que realizó en su tránsito por este mundo y que continúa realizando con otros Dios es el mismo ayer hoy y siempre.

En relación a los milagros, a su petición y a su obtención, de lo que se trata es no de recibirlos ni de pedirlos, sino más bien de nuestro amor a Dios, de la intensidad mayor o menor de nuestra fe y de poner en práctica nuestras actitudes, conductas y comportamientos en beneficio de la construcción del reino del amor, de la predicación del evangelio y de la solidaridad por los que sufren ,por los que no tienen nada.De lo que se trata es del ejercicio de la caridad cristiana, de la buena disposición para traer almas al redil, en definitiva del cumplimiento del nuevo mandamiento del amor que Jesús nos trajo: "Amarás al señor tu Dios con toda la fuerza de tu corazón... y al prójimo como a ti mismo". Si cumpliéramos este mandamiento ,con toda seguridad el señor proveerá todo cuanto le pidamos. A diferencia de nuestra profesión de fe católica, los protestantes pretenden interpretar "racionalmente" las escrituras, llegando el punto de expresar que aunque tú tengas obras y tu fe no sea tan intensa, no obtendrás el milagro. Realmente esto es una blasfemia, pues Dios es el único que puede decir quién se merece un milagro, el es omnipotente, omnisciente y omnipresente. El es el principio y el fin. Es la plenitud. El es la verdad y el camino. Él conoce a cada uno de nosotros aún antes de que naciéramos, aún antes de que nuestros pensamientos sean pensados. Por ello es una pretensión bien infundada hacernos creer que la interpretación exégetica,auténtica y subjetiva efectuada por nosotros los mortales ( especialmente por los protestantes), pueda tener visos de definitiva ,ignorando que solamente a Dios le corresponde todo, pues el es la plenitud, es la nada y es el todo , el es en el, por el y para el.

No obstante transcribiré algunos segmentos de la predicación del pastor Cash Luna en la cual se refieren medias verdades y medias mentiras, por ello no me solidarizo con ésa predica, dejando a salvo la algunas citas bíblicas, las que en algunas oportunidades también han sido modificadas por la Biblia que esa secta utiliza. Recordemos que ellos son seguidores del protestantismo, originado por el cisma de la Iglesia Católica en época del Lutero y de Calvino ,uienes por problemas personales con el Papa de la época se fueron de nuestra santa iglesia católica y montaron tienda aparte. De allí que nosotros lo digamos con la certeza que obra del espíritu santo y todo los hechos debidamente documentados por la santa iglesia católica que es la única ,universal y verdadera iglesia , Veamos entonces las notas Cash Luna, manteniendo siempre el cuidado de no caer en las omisiones, desviaciones y modificaciones que de la palabra del señor realiza ese Pastor Luna y su predicación:







PREDICACIÓN DE Cash Luna


¿Qué debo hacer para recibir sanidad u obtener un milagro?




Ésta es una pregunta que la gente se hace frecuentemente. En el libro de Hechos, se narra el milagro de un cojo de nacimiento, al cual llevaban a la entrada del templo que se llamado la Hermosa a pedir limosna. Un día cuando Pedro y Juan iban a entrar al templo, él fijó la mirada en ellos, obviamente esperando recibir algo. Pedro con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy”. Y tomándolo de la mano asió de él y le dijo: “En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. Le sanaron en el nombre de Jesucristo. (Hechos 3:1-8) Más adelante, en la Palabra quedo escrita una de las cosas que hay que hacer para recibir milagros. En el versículo 12 dice: “Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿Por qué os maravilláis de esto? ¿Por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?” Un milagro no se recibe por ningún poder humano, ni siquiera por su amor o piedad, aunque la Biblia dice que la fe obra por amor, pero el amor sólo como tal no produce un milagro, pero la fe sí. Es importante pues, tener fe para recibir un milagro sin dejar de tener amor para ministrarlo. La clave para recibir un milagro está en el versículo 16, donde dice: “...la fe que es por Él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros”. La sanidad que este recibió fue por la fe en el nombre de Jesús todo poderoso. Es Jesús el que murió para perdonar todos nuestros pecados, pero a la vez también quien sufrió todos nuestros dolores, quien llevó nuestras enfermedades y por su herida fuimos sanados. De tal manera que no es por nuestro amor, no es por nuestro poder, pero sí por la fe en el nombre de Jesús. Crea en el nombre de Jesús. En el libro de Gálatas 3:5 dice: “Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿Lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?” El problema por el que quizás no ha recibido un milagro es porque esta buscando que obra hacer para recibirlo, y lo que esta tratando de hacer es comprarlo, y los milagros Dios no los tiene a la venta; es la fe la que los produce. Escuche con fe la Palabra de Dios, escuche con fe sus promesas, y usted va a recibir ese milagro que tanto a deseado y querido. Regularmente, cuando empiezo a ministrar, he hecho una prueba con la gente, comienzo a dar testimonio de los milagros impresionantes de los que he sido testigo. Por ejemplo: el pecho de una mujer creció porque no tenía, el Señor hizo un milagro creativo y la reestructuró. Al hacer esto, empiezo a ver como la gente que esta en el auditórium abre sus ojos y tiene fe; otros fruncen el ceño y demuestran su falta de fe, y la duda ante lo que estoy contando. Obviamente, hay gente que esta oyendo con fe, y otros sin fe. Si eres una persona que le cree más a Dios que lo que lo estudia, seguramente eres un candidato para recibir un milagro. Y la última cosa que quiero decirles al respecto, se encuentra en Marcos 11:24 que dice: “Por tanto, os digo que todo lo que pidieres orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. ¿Qué hacer entonces? Pedir a Dios ese milagro creyendo que lo recibirá, y entonces vendrá. Pida creyendo y lo recibirá.











¿Finalmente amigo lector merecemos o tendremos derecho a que se nos provea un milagro? La respuesta viene dada por la fe y por las obras, independientemente de la proporción de las mismas, personalmente opino que Dios tiene el poder suficiente para decidir al respecto.



ETIQUETAS: MILAGROS Y PETICIONES, PODER AUTONOMO, BLASFEMIA,

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