jueves, 4 de junio de 2009

ARTÍCULO." TU Y EL AUTOENGAÑO”




ARTÍCULO." TU Y EL AUTOENGAÑO”
POR PROF. DR.MERVY ENRIQUE GONZALEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA .AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADO Y PUBLICADO MIERCOLES 03 DE JUNIO DE 2009.


Todos conocemos personas que se pasan la vida quejándose porque los demás consiguen cosas que ellos no tienen. Existen en estas personas una especie de envidia porque creen que la vida les está tratando injustamente.. No entienden por qué su compañero de oficina puede comprarse un coche impresionante Manuel tiene que sin conformarse con el mismo coche viejo de hace quince años. Son muchas las justificaciones que surgen entonces << Claro, el es un hijo de papá >>, <>... para esa persona, el coche de sus sueños no es más que eso ,algo que no se puede conseguir, algo que tiene el vecino y que sólo se pueden mirar. El autoengaño surge cuando la persona se justifica y no es capaz de descubrir los errores que está cometiendo y que le impiden conseguir lo que desea.

LA ANECDOCTA DEL CAMPESINO Y DEL PRÍNCIPE.

Todos los cuentos empiezan por la había una vez, y este no podía ser menos. En este caso se trata de un campesino que vivía en una casita desde la cual podía observar la vida de un príncipe. El campesino se sentaba siempre en el mismo lugar desde donde podía mirar mejor y así se pasaba el día entero. Cuando el príncipe se levantaba, el campesino ya estaba en su sitio y envidiaba el traje que se había puesto y pensaba << quién pudiera tener esas maravillosas ropas >>. Entonces llegaba la hermana del campesino y lo invitaba a salir con la familia:

--- Vente con nosotros al lago verde.

--- ¿Cómo puedes pensar en bañarte en un lago cuando éste príncipe tiene piscinas climatizadas?

El campesino se quedaba en su sitio y veía como el príncipe desayunaba exquisitos manjares << Ay >> se quejaba el campesino y rechazaba la comida que su mujer le servía en el plato. Y así se pasaba el día viendo pasear, leer, hablar al príncipe y dejando de lado todo lo que le rodeaba”.( TIERNO Bernabé. ATRÉVETE A TRIUNFAR .Caracas. Venezuela. Editorial Grijalbo.2004.Pags.23-24.)



Muchas investigaciones han concluido que tener una imagen positiva de uno mismo tiene un gran efecto inmunizador frente a la comparación social negativa, es decir frente a la envidia. En consecuencia debemos evitar esos pensamientos negativos que nos limitan, nos condicionan para la derrota, para el fracaso, en fin para que no podamos lograr lo que por derecho nos corresponde, siempre y cuando realicemos los esfuerzos lícitos, honestos, necesarios, en orden a la consecución de nuestras metas.



Todos conocemos personas que se pasan la vida quejándose porque los demás consiguen cosas que ellos no tienen. Existen en estas personas una especie de envidia porque creen que la vida les está tratando injustamente.. No entienden por qué su compañero de oficina puede comprarse un coche impresionante Manuel tiene que sin conformarse con el mismo coche viejo de hace quince años. Son muchas las justificaciones que surgen entonces << Claro, el es un hijo de papá >>, <>... para esa persona, el coche de sus sueños no es más que eso ,algo que no se puede conseguir, algo que tiene el vecino y que sólo se pueden mirar. El autoengaño surge cuando la persona se justifica y no es capaz de descubrir los errores que está cometiendo y que le impiden conseguir lo que desea.

LA ANECDOCTA DEL CAMPESINO Y DEL PRÍNCIPE.

Todos los cuentos empiezan por la había una vez, y este no podía ser menos. En este caso se trata de un campesino que vivía en una casita desde la cual podía observar la vida de un príncipe. El campesino se sentaba siempre en el mismo lugar desde donde podía mirar mejor y así se pasaba el día entero. Cuando el príncipe se levantaba, el campesino ya estaba en su sitio y envidiaba el traje que se había puesto y pensaba << quién pudiera tener esas maravillosas ropas >>. Entonces llegaba la hermana del campesino y lo invitaba a salir con la familia:

--- Vente con nosotros al lago verde.

--- ¿Cómo puedes pensar en bañarte en un lago cuando éste príncipe tiene piscinas climatizadas?

El campesino se quedaba en su sitio y veía como el príncipe desayunaba exquisitos manjares << Ay >> se quejaba el campesino y rechazaba la comida que su mujer le servía en el plato. Y así se pasaba el día viendo pasear, leer, hablar al príncipe y dejando de lado todo lo que le rodeaba”.( TIERNO Bernabé. ATRÉVETE A TRIUNFAR .Caracas. Venezuela. Editorial Grijalbo.2004.Pags.23-24.)



Muchas investigaciones han concluido que tener una imagen positiva de uno mismo tiene un gran efecto inmunizador frente a la comparación social negativa, es decir frente a la envidia. En consecuencia debemos evitar esos pensamientos negativos que nos limitan, nos condicionan para la derrota, para el fracaso, en fin para que no podamos lograr lo que por derecho nos corresponde, siempre y cuando realicemos los esfuerzos lícitos, honestos, necesarios, en orden a la consecución de nuestras metas.

Pero el autoengaño no solamente tiene su "espejo negativo". También tiene su " espejo positivo", y en este sentido cabría hablar de aquellas personas de poseen un complejo de superioridad, lo cual las lleva a creerse superiores a los demás, portadoras de una prepotencia y autosuficiencia, que muchas veces, las conducen a la vivencia de episodios tristes, desgarradores y trágicos. De tal manera que el autoengaño tiene esas dos caras: la del individuo que se cree menos que los demás y la del otro que se cree mejor y superior al resto de las personas. Es obvio que no todas las personas poseen las mismas capacidades, fortalezas, destrezas, habilidades, inteligencia y disposición para todas las actividades que integran el concierto apto-actitudinal social. Pero los seres humanos debemos en un proceso de aprendizaje, determinar con claridad cuáles son nuestras fortalezas y cuáles nuestras debilidades. Para que en consecuencia dirijamos todas nuestras mejores tareas e importantes esfuerzos, para mejorar y fortalecer aquello en lo que no tengamos talento o seamos débiles. Por otra parte, cultivar para aumentar nuestros talentos, nuestras fortalezas y nuestros mejores dones.
Nadie tiene todas las capacidades, destrezas y recursos intelectuales, físicos, psíquicos, espirituales ,mentales y emocionales para lograr todo lo que aspira y mucho menos ser el mejor en cada una de las actividades que la vida nos presenta como opciones para desarrollar nuestro trabajo, nuestra profesión o cultivar otros aspectos de nuestra personalidad vinculadas con el arte, el deporte, la educación, la música, la poesía, la pintura o cualquier otra actividad vinculada o lo material o espiritual. Siempre debería recordarse que lo que no se sabe se aprende y lo que se aprende siempre podrá ser mejorado. Tu eres una criatura e hijo de Dios. El te creó y te dotó según su designio y proyecto de salvación que tiene para cada uno de nosotros, de dones, de inteligencia, de fuerzas, de inclinaciones y de vocaciones para desarrollar actividades conforme a tu propia naturaleza y ajustadas a la misión que cada ser humano tiene en esa aventura tan hermosa como lo es el vivir. Por ello no desesperes, no te autoengaños, no te dejes abatir por el fracaso ,ni tampoco te dejes acomplejar por los éxitos. Vive confiado en Dios. Pídele siempre orientación al señor, para que el tome control sobre tu vida. Veras, que una vez que EL tome las riendas de ti, de tu familia, de tu vida, la paz, la tranquilidad, el sosiego, el bienestar, el éxito, el triunfo, el amor, la verdad y todas esas cosas buenas vendrán como un torrente de bendiciones provenientes de Dios






A continuación algunos párrafos sobre el Autoengaño:



“Conocerse bien a uno mismo es muy importante para todos: viene a ser un indicador de la madurez personal. En la empresa resulta especialmente inexcusable para los directivos. Como se recordará, se trata del mandato délfico en que tanto insistió Sócrates: “Gnothi Seauton”. Más –bastante más– recientemente, han sido los expertos en inteligencia emocional y desarrollo de directivos los que han insistido en la necesidad de que nos conozcamos mejor, evitando el temible autoengaño. Difícilmente podríamos mejorar nuestro rendimiento si no fuéramos bien conscientes de lo que nos falta, y aun de lo que nos sobra, en nuestro perfil profesional. Pero no se trata sólo de conocer nuestras fortalezas y debilidades: también de reconocer y gestionar bien nuestras emociones, y de cultivar la seguridad o confianza en nosotros mismos. Si además de confiar en nosotros mismos, conseguimos que los demás también lo hagan y que, en correspondencia, inspiren nuestra confianza, esa parece la clave de la sinergia organizacional; pero empecemos por el necesario autoconocimiento.
Son ciertamente muchos los expertos que insisten en la importancia que para los directivos adquiere la conciencia de sí mismos; entre ellos, los estudiosos de la inteligencia emocional: Bar-On, Salovey, Mayer, Goleman, Boyatzis, Caruso, Cooper, Sawaf, Parker, Handley, Higgs, Dulewicz… Para todos, el conocimiento de uno mismo (self-awareness) constituye una importante dimensión de la inteligencia emocional. En definitiva, una persona emocionalmente inteligente, además de relacionarse bien con los demás y comprenderlos (habilidades interpersonales), se conoce y se “relaciona” bien consigo misma (atributos intrapersonales). Tampoco escapa el autoconocimiento y la seguridad en sí mismo a los expertos en liderazgo empresarial: Drucker, De Pree, Bennis, Kotter, Kouzes, Posner, Rost, Conger, Tichy... Difícilmente se podrá confiar en un directivo si él mismo no lo hace, o si lo hace sin haber superado la asignatura del autoconocimiento (y pasar luego las revisiones periódicas).

El autoengaño
Habíamos hablado del “autoengaño” (oportuna referencia aquí al libro “El punto ciego” de Daniel Goleman, y de paso a la gran contribución de este autor a la difusión del concepto de inteligencia emocional). Con el “autoengaño” queremos referirnos al peligro de poseer una exagerada visión de nuestras capacidades y quizá una cierta ignorancia de nuestros defectos y excesos. Parece un riesgo entre personas que han destacado sensiblemente en alguna actividad, porque algunos podrían pensar que son buenos para casi todo. Hablando concretamente de los directivos, el haber tenido algún éxito importante presume, pero no asegura necesariamente, éxitos posteriores. Como tampoco cabe pensar que, por saber más de algo, se sabe más de todo. Sin duda ha de hacerse una buena gestión de éxitos y fracasos; pero también una buena digestión, para estar en condiciones de pasar la siguiente revisión periódica del autoconocimiento.
Autoengañarse (como consecuencia de éxitos anteriores) puede llevar a los directivos a disfunciones como las recogidas en el cuadro nº 1.
Según Robert E. Kaplan, un directivo con estos rasgos está orientado al fracaso, aunque los mismos sean resultado de una mala digestión de éxitos anteriores. Pero un directivo que se conozca bien a sí mismo difícilmente se caracterizará por estos rasgos de torpeza emocional. Nosotros no hemos hecho ningún estudio formal que lo demuestre, pero creemos que los directivos sinceros también lo suelen ser consigo mismos; no es que el autoengaño sea deliberado, pero nos ha parecido que los directivos que hacen de la mentira o el cinismo una herramienta de gestión (hemos conocido algunos, aunque fueran minoría) tienen, en general, una equivocada noción de sí mismos.
1. Disfunciones propias del autoengaño en los altos directivos
• Incapacidad para reconocer errores.
• Arrogancia.
• Sed de poder.
• Rechazo a las críticas.
• Narcisismo.
• Persecución de objetivos poco realistas.
• Huida hacia arriba.
• Jactancia.
• Necesidad de parecer perfecto.
• Hábito de trabajo compulsivo.
• Juicio a las personas en términos de blanco/negro.

Feedback
Hemos de insistir en que si nos autoengañamos, no lo sabemos o no queremos saberlo; es decir, no somos plenamente conscientes de ello. Algunos (no pocos) creemos que somos de una determinada manera y que hacemos las cosas bien, pero a veces se nos escapa la realidad. No parece gratuito que en los últimos años se haya extendido el feedback multifuente o feedback de 360º en las empresas. Un buen directivo identifica sus mejores fuentes (rigurosas y sinceras, aunque respetuosas) y promueve especialmente el feedback procedente de ellas; sabe que entre las mismas pueden estar sus colegas, sus superiores jerárquicos, sus colaboradores... y aun su pareja. Si no somos suficientemente autocríticos, por lo menos hemos de ser receptivos al feedback, propiciando que este sea sincero y edificante. La verdad es que para un subordinado puede resultar complicado manifestar face-to-face a su jefe la opinión que le merece (su comportamiento o su conducta profesional): por eso se recurre a veces a la anonimia de los cuestionarios. Uno puede naturalmente equivocarse al formular opinión sobre una persona, ya sea colega, jefe o subordinado, pero ha de procurar ser objetivo, respetuoso y sincero cuando se la pidan. Lamentablemente, nadie suele atreverse con los altos directivos afectados por el referido autoengaño, porque éstos no son receptivos; es más, suelen ser intolerantes con las críticas o los desacuerdos, e incapaces de reconocer errores. Felizmente, no son mayoría los directivos con el perfil descrito por Kaplan.
Dentro de la liturgia de grandes y medianas empresas, y más extendida que el feedback multifuente, existe, como se sabe, lo que se denomina Evaluación Anual de Resultados o Evaluación Anual del Desempeño; el caso es que, una vez al año, los jefes evalúan a sus colaboradores. En teoría parece que se examinan los resultados de la actuación profesional (el qué hace y cómo lo hace), pero en la práctica también se opina sobre la persona evaluada (el cómo es): crítico, indiscreto, inflexible, desorganizado, nada proactivo... En materia de evaluación de conductas o comportamientos, tan valioso puede resultar el juicio descendente como el ascendente o el lateral, y, aunque a veces se procura hacerlo, habría que separar quizá más claramente la tradicional evaluación anual de resultados, del feedback referido a las fortalezas, debilidades y características de la persona (el perfil competencial –hard y soft– del individuo), orientado éste a un mayor autoconocimiento y una mejora del perfil. Desde luego, el feedback es cosa difícil de formular y recibir, y, en su propósito de autoconocimiento, hay directivos que optan por especialistas o coaches, que además pueden ayudarnos a trazar el sendero de la mejora.
Hemos visto orquestar cuestionarios o encuestas de evaluación de los jefes por sus colaboradores (denominándolos, por cierto, feedback de 180º), pero nos pareció que no aportaban gran cosa a la supuestamente deseada mejora; como tampoco las encuestas de satisfacción de las personas parecen mejorar mucho las cosas. Ya se sabe que, para mejorar, uno tiene que desearlo; pero un buen cuestionario puede proporcionar pistas importantes, si se pone en marcha en clima propicio. Este articulista confiesa que pocas veces le hicieron reflexionar las opiniones de sus jefes, pero cambió radicalmente el rumbo de su desarrollo tras someterse al test BarOn de inteligencia emocional. En definitiva, apostamos por una buena definición de las dimensiones del perfil profesional, y, en su caso, por un reflejo de estas dimensiones en los cuestionarios del feedback multifuente. Sí, esto parece en realidad pura gestión por competencias; recordemos que se reconoce a David McClelland como padre del competency movement y, por cierto, Goleman, que ha despertado el interés por las competencias emocionales, fue alumno suyo.
Para cerrar estas reflexiones, añadiríamos que, como es sabido, el directivo no debe únicamente conocerse bien a sí mismo: debe también conocer con precisión la unidad funcional o empresa de que es responsable. A este fin, vienen bien unas palabras maquiavélicas inspiradas en “El Príncipe”: “se rodeará de colaboradores que no le engañen; les preguntará y se asegurará de que no le digan sólo lo que le guste oír; recelará de quienes le ofrezcan demasiadas explicaciones…”. La verdad es que el directivo que se conoce bien a sí mismo, suele estar igualmente atento a su entorno; y los que se engañan en el autoconocimiento suelen preferir, en cuanto al funcionamiento de su área de competencia, la tranquilidad a la verdad...
En definitiva, sigamos el ejemplo de quienes son conscientes de sus realidades, tratemos de mejorar las nuestras, y recordemos que la inteligencia emocional nos permite ser más felices en la vida y más eficaces en nuestro ejercicio profesional. Como dijo Maurice J. Elias, la inteligencia emocional nos está permitiendo darnos cuenta de lo que significa ser seres humanos más completos. Pero la plenitud exige también el cultivo de valores éticos y morales, incluida la humildad. No son pocos los directivos instalados en la arrogancia o la jactancia, quizá sin ser plenamente conscientes de ello. Autoconocimiento:La gran asignatura pendiente www.monografias.com JosEEnebral ernándezonsultorenebral@inves.es.
Espero que esta información reunida en este artículo sea útil.Ánimo,gozo,alegría…

ETIQUETAS: AUTOENGAÑO, AUTOEQUIVOCARSE,ERRAR,SUPOSICIONES,

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