IMAGEN 1:JESÚS EXPERIMENTA EL ABANDONO DEL PADRE...
IMAGEN 2:PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR...
“MOMENTOS FELICES LE AGUARDAN A QUIEN PRACTICA LA VERDAD”.MEGF. (VIERNES 04 DE FEBRERO DE 2011).
ARTÍCULO. “REFLEXIONES SOBRE EL ABANDONO DE JESUCRISTO POR PARTE DE SU PADRE DIOS CREADOR”.
POR PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR. www.mervyster@gmail.com MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR.REDACTADO Y PUBLICADO EN LA RED: SÁBADO 12 DE FEBRERO DE 2011.
Cuántos de nosotros hemos vivido muy de cerca una situación de abandono, material, físico, emocional, amorosa y espiritual. Creo que ninguno ha escapado a esta situación. No obstante la situación del abandono suelen variar en su naturaleza, en su oportunidad y por la clase de abandono del cual se trate. No todo tipo de abandono nos acerca al temor de morir. Con lo cual se puede afirmar que el abandono, per se, no se traduce necesariamente en el miedo a perder la vida y en consecuencia morir. La experiencia de vivir una enfermedad terminal, en la cual el médico, incluso, ha establecido un período de tiempo restante para la vida del paciente, genera y causa una sensación de abandono total, absoluta y en la cual el sujeto que la vive, se ve asimismo, como alguien se ha sido totalmente rechazado por la vida y por el mundo y piensa también que el mismo Dios lo ha abandonado y que inexorablemente tendrá que vivir en total soledad su experiencia final. Es diferente la sensación de abandono ocasionada por otros factores del mundo cotidiano. Una pelea familiar, la partida del cónyuge, la huida de los hijos de la casa materna o paterna, el no alcanzar la meta programada, el no obtener el título académico pretendido o el reconocimiento social, económico, profesional, político o de cualquier otra especie, no son en principio, aunque puede haber excepciones, causales para sufrir un abandono tan grave como el que causa el saber que vamos a morir y que un diagnóstico médico ha si lo corrobora. Todos iremos a morir algún día, pero esta verdad no nos consume todo el tiempo de nuestra existencia. La situación se torna más grave cuando efectivamente enfrentamos la posibilidad de la muerte por intermedio de una enfermedad verificada, constatada y diagnosticada por un profesional de la medicina, que además nos dice que es poco el tiempo que nos queda de vida.
Imagínense amigos lectores, todo lo que le ocurrió a nuestro señor Jesucristo, cuando le tocó vivir lo momentos relacionados con su pasión, muerte y posterior resurrección, y que a ningún ser humano le ha tocado vivir. Piénsese en la situación vivida por nuestro Señor Jesucristo, cuando confirma el abandono por parte de nuestro Padre Creador, lo cual le insta, le motiva, a expresar en su crucifixión las palabras: "PADRE PORQUE ME HAS ABANDONADO”. Pero está exclamación por parte del hijo de Dios, no evidencia ese abandono que los seres humanos sentimos, y hasta renegamos, por la sola circunstancia de que no lo entendemos y de que, definitivamente, existen momentos y oportunidades, en los cuales debemos realizar nuestra propia tarea: lo mismo que cuando se nos asigna alguna obligación académica o escolar, para la cual hemos de desarrollar todas nuestras capacidades, destrezas, habilidades y resistencias, de manera particular e individual. Pero además en el caso de nuestro Señor Jesucristo, se trataba del cumplimiento de una profecía, la cual requirió de su aceptación voluntaria y además sumisa al Padre, para la redención del mundo y de la reivindicación del hombre, para lograr su reconciliación con Dios Padre, el perdón de todas sus faltas y finalmente la posibilidad de acceder al reino de los cielos y a la vida eterna.
En los párrafos siguientes, presento al lector unas hermosas reflexiones del padre Ignacio Larrañaga, sobre ese "Abandono del Padre" sufrido por Jesús, que finalmente no sería tal, sino más bien la oportunidad materializada en el rescate del Dios Padre, de nuestro Señor Jesucristo de las garras de la muerte. Es decir la manifestación del Gran poder de Dios, tal y como lo proclamó su Hijo nuestro Buen Jesús. Espero que las disfruten, tal y como yo las sigo disfrutando.
"Era el juicio del Justo. Los injustos lo juzgaron injustamente y lo condenaron. Esto era normal. En el momento oportuno, el Padre apostaría por el Hijo, inclinando a su favor la balanza. Pero al llegar a la hora decisiva, nadie dio la cara por el Hijo. ¿También el padre habría tomado asiento en el tribunal, junto a Caifás y Pilatos? ¿También el Padre se habría sentado a la puerta para ver pasar al condenado?
Como en todo pleito siempre le quedaba, en última instancia, el recurso de amparo apelando al Padre. Pero todo indicaba que el Padre había abandonado la causa del hijo y se había pasado al bando contrario, pidiendo su ejecución.
Y ahora, ¿a quién recurrir? Todas las fronteras y todos los horizontes quedaban clausurados .Así que ¿la razón estaba contra el Hijo? Entonces, ¿Jesús había sido un entrometido y no un enviado? ¿Un soñador? ¿Todo había sido inútil? Al fin, ¿Todo se desvanecía en una pesadilla psicodélica, en un calidoscopio alucinante?
Sobre los abismos infinitos el pobre Jesús flotaba como un náufrago perdido. A sus pies, nada sobre su cabeza, nada. " padre mío" ¿Por qué días abandonado?" (Mate o 27, 46). Era el silencio de Dios que había caído sobre su alma con la presión de 50 atmósferas.
Sin embargo, todo eso fue la sensación.Pero la fe no es sentir sino saber.
Nunca estuvo Jesús tan magnífico como en los últimos tramos de su agonía. Abrió los ojos. Sacudió la cabeza, como quien despierta y rechaza una maldita pesadilla. Se sobrepuso rápidamente al mal momento. La conciencia de su identidad emergió desde las brumas del "delirium" y tomó posesión de toda su esfera vital. Y ya sereno, libró el último combate: el combate de la certeza contra la evidencia, del saber contra el sentir. Y del último combate nació la última victoria.
Sin decir, dijo: Padre querido, no te siento, no te veo. Mis sensaciones interiores me dicen que estás lejos, que te has transformado en vapor de agua, en sombra fugitiva, en distancia sideral, en vacío cósmico, no se, en nada.
Sin embargo, contra todas estas impresiones, yo sé que estás aquí, ahora, conmigo; y "en tus manos entregó mi vida" (Lucas 23, 46). En plena oscuridad dio Jesús el salto mortal en una profundísima sima sabiendo que allá abajo le esperaba el Padre con los brazos abiertos. Y no se equivocó: en los brazos del Padre despertó. Fue un final de gloria. El Padre no lo había preservado de la muerte pero bien pronto lo rescataría de sus garras". (LARRAÑAGA Ignacio. "MUESTRAME SU ROSTRO". Caracas Venezuela. Ediciones Paulinas. Novena reimpresión. Año 1997. Págs. 69-70)
Para citar este artículo: si se tratase del caso ejemplificado
GONZÁLEZ FUENMAYOR,Mervy Enrique Ejercicio del Principio Inquisitivo: ¿Ofrenda a la Ética o a la Justicia?.Maracaibo, Venezuela La Universidad del Zulia. 28-Enero-2009.Disponible en:http://www.inemegf.blogspot.com)
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sábado, 12 de febrero de 2011
ARTÍCULO. “REFLEXIONES SOBRE EL ABANDONO DE JESUCRISTO POR PARTE DE SU PADRE DIOS CREADOR”.
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