jueves, 24 de julio de 2008

Política Tropical



Si se le hace muy largo el artículo ¡Escúchelo!






¡Azucaaaaaaaaaaaa!

Celia Cruz (+)


Produce desgano. Produce asco. Algo similar a las arcadas que preceden al vómito. Eso es lo que produce la contemplación diaria del juego político en Venezuela. Esté prevenido.


La República de Venezuela. Paraíso septentrional de la América del Sur en el que todo es posible… menos lo correcto. En Venezuela, desde la llegada de la democracia, la vida política ha pendulado entre aciertos y errores a través de los años distribuidos unos y otros en cada gobierno. Aciertos aplaudidos a su tiempo y prontamente olvidados, y errores copiados por las generaciones de relevo que han devenido en la peor expresión de los cincuenta años de posdictadura de la República: El Gobierno Socialista Bolivariano de Hugo Rafael Chávez Frías.


No quiero hacerme tedioso en describir los conocidísimos casi diez años del gobierno nefasto del Presidente Chávez, sufridos y aguantados por todos de forma silente y hasta cómplice. Por fortuna este artículo se apunta más a una crítica general que al señalamiento estéril de un mal evidente. Es así que pienso centrar mi reflexión de hoy, luego de un tiempo de ausencia prolongada de la existencia virtual, en los ejemplos democratizadores de los personajes de oposición y demás representantes del mundo libre en Venezuela.


Debo iniciar trayendo a colación las muy orquestadas Megaelecciones de La Universidad del Zulia, unas elecciones que, finalmente y luego de varios años de intentos fallidos —muertos mediante—, lograron hacerse sin mayores contratiempos en los recientes días del mes y año en curso. Distantes aún de ser perfectas, y con un recurso de amparo intentado por el despacho del cual soy socio por violar disposiciones constitucionales, las elecciones en esta máxima casa de estudios pasaron sin pena ni gloria evidenciando su verdadera naturaleza: la de ser una gran negociación donde todos ganan y la virtud pierde. En efecto, las elecciones dentro de la una vez ilustre Universidad del Zulia no se desarrollan en consideración a las aptitudes de los aspirantes a ser autoridad en su espacio; menos que eso, el proceso electoral universitario parece más un concurso de popularidad que tiene su base en la habilidad de cada cual de hacer pactos o componendas para sumarse votos a toda costa.


La obra electoral universitaria se ejecuta en dos actos: en dos vueltas; por fuerza de la filosofía anteriormente descrita en la que se escudan todos los participantes en las elecciones, es que se repite casi con poder axiomático la circunstancia de que todo ganador en la primera vuelta es derrotado a la segunda ¿Por qué? Sencillo: siempre quien pierde en la primera vuelta del proceso electoral entregará hasta su alma a los demás contendores que quedaron fuera para que le sumen sus votos frente al presunto ganador, resultando todo en que la agrupación de minorías se asiente en el poder bajo una distribución de pan rallado, dejando por lo general al negociador con la peor parte, y al iluso ganador previo con una derrota en toda línea. Complicado ¿no? Sin mayores abundamientos, podría decirse que en estos procesos se gana por astuto antes que por capaz, si no es que el capaz se pone también abusadillo y negocia cuotas de poder por su parte para que no le arrebaten el triunfo inicial.


Pasando a predios extra campus, la política nacional no dista de ser también una especie de negociación. Bajo los tiempos que corren, una negociación entre gobierno y oposición, donde esta última se disputa intestinamente las migajas que caen del amo, que se ha hecho del poder político bajo el control absoluto de las instituciones y mediante la trampa más descarada que ha visto la historia republicana.


Los partidarios del gobierno no se preocupan ya en elegir dirigentes y/o representantes toda vez que han vendido su poder de decisión al Presidente de la República. Muy dentro de esa flojera que ha caracterizado siempre al venezolano, les resulta hasta cómodo que alguien decida por ellos siempre que a cambio les provea de pan y circo. Por su parte la dirigencia de oposición se ve en la necesidad de concertar una unidad con barniz democrático que le inspire suficiente confianza a la mayoría indecisa de la población para hacerle la contra al pésimamente pretendido socialismo oficial. Lo malo es que bajo criterio de unidad la oposición hace justificable cualquier cosa, muy especialmente aquello de que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”, recibiendo con los brazos abiertos a antiguos esbirros y lamebotas del gobierno que salieron de sus filas descontentos al enterarse que fueron usados cual preservativos (imperator dixit).


Entonces… ¿Cómo explicar mi asombro al ver a un Leopoldo López en un acto electorero acompañado de Raúl Isaías Baduel, Marisabel Rodríguez e Ismael García? Nada más y nada menos que el ex ministro cómplice del gobierno bolivariano, la ex esposa “engañada” del presidente de la República y el ex dirigente oficialista arrastrado, correlativamente. ¿Cómo diantres piden que me olvide de todas las arbitrariedades que consintió con su silencio el General Baduel? ¿Cómo pretender que aparte de mí la responsabilidad de Marisabel Rodríguez en los kinos de la Constituyente o lo que significó el primer gran fraude político de la era chavecista? ¿Cómo hacerme ciego ante todas esas veces en las que Ismael García salió en defensa de lo indefendible?


En peoría de lo anterior, existen muchos dirigentes de oposición que actúan en sosias con el propio Hugo Chávez; cada cual en su trinchera, se hacen líderes absolutos y deciden —en nombre de la unidad, claro está— quién va y quién no como candidato a las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores, y otros más descarados y sin falsa modestia se limitan a decir “el candidato soy yo, punto”. Los demás precandidatos son callados a fuerza de encuestas que pretenden evidenciar el cliché de vox populi, vox Dei, ocultando pícaramente la marcada inmadurez política del pueblo venezolano, que vota igual en la elección de una reina de carnaval que en la elección de su destino como Nación.



Cheerio!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente artículo que despoja de toda indumentaria pseudo ética la situación política en Venezuela. El paralelismo con las mega elecciones de La Universidad del Zulia, resulta una verdadera crónica "de lo absurdo" en esos mecanismos y métodos comiciales. Por otra parte el análisis del marco que preside las elecciones del venidero 23 de Noviembre de 2008, para elegir gobernadores en Venezuela, es inobjetable y rigurosamente cierto. Mis loas al articulista Alejandro René Morales Loaiza, dilecto discípulo, colega abogado y veedor fiel y fidedigno de nuestra tragedia política nacional y local. A el mis felicitaciones y... SEMPRE AVANTI BAMBINO!