ENFERMEDAD,
DEPRESIÓN, MUERTE… SENTIMIENTOS QUE NOS AHOGAN…ALGUNAS REFLEXIONES.POR PROF.DR.MERVY
ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR. mervyster@gmail.com. MARACAIBO-ESTADO
ZULIA-REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR.REDACTADA Y PUBLICADA
EN LA RED: JUEVES 29 DE MAYO DE 2014.
IMAGEN DOS: PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR...
"NO EXISTE PODER EN EL UNIVERSO, MAYOR QUE EL DE JESUCRISTO PARA SANAR CUALQUIER ENFERMEDAD" PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR (MEGF) JUEVES 29 DE MAYO DE 2014.
ENFERMEDAD,DEPRESIÓN, MUERTE…SENTIMIENTOS QUE NOS AHOGAN…ALGUNAS REFLEXIONES.
POR PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ
FUENMAYOR. mervyster@gmail.com. MARACAIBO-ESTADO ZULIA-REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED: JUEVES 29 DE MAYO DE 2014.
Hace algunos
años, específicamente el día miércoles 26 de Enero de 2014, escribí en estos
Blogs un conjunto de reflexiones relacionadas con la situaciones de estrés,
ansiedad, pena, tristeza de muerte, soledad, sensación de vacío absoluto,
ocasionadas fundamentalmente por las enfermedades: algunas terminales y otras
menos graves, así como el abandono a que son sometidas las personas que hemos
llegado a la ancianidad o que sufren los efectos de alguna discapacidad o
limitación para poder desarrollar una vida en condiciones normales. A través
del blog: “Conversando con Dios” que administro en el sitio wordpress@ com,
recientemente he recibido gran cantidad de peticiones para orar por personas
que padecen algunos cuadros clínicos, patológicos o de enfermedad, señalados
anteriormente. La pena, la necesidad que tengo de poder ayudar en algo a aliviar
los intensos dolores físicos, emocionales, espirituales, mentales o simplemente
de soledad y tristeza, de estos seres humanos, me motivan nuevamente a retomar lo que en esa
fecha escribí, para compartirlo con alguno lectores que todavía no conocen de
la existencia de aquellos comentarios, criterios y opiniones, relativos a ¿Cómo
enfrentar y llevar de la mejor manera estas difíciles y muy graves situaciones?.
Espero en Dios, en Jesucristo nuestro Señor, en nuestra virgen Madre María,
Madre de Dios y Madre nuestra, en el Espíritu Santo, en los profetas, mártires
y Santos, que al publicar nuevamente aquellas reflexiones, contenidas en el
artículo de mi autoría intitulado: .”CONSOLACIÓN
EN LA ENFERMEDAD”, puedan estas personas, hermanas en Cristo Jesús, a través de
una sencillas, pero muy eficaces reflexiones, sobrellevar la cruz que les ha
tocado cargar. De seguidas transcribo el mencionado artículo, esperando con la
confianza puesta en Dios, repito, sean de gran utilidad para quienes las lean y
las mediten.
Todos los seres humanos, en alguna oportunidad seremos visitados por el malestar físico, psíquico o por cualquier enfermedad. Experimentarán dolores a veces indecibles e indescriptibles. Sus cuerpos se tornarán a veces inmóviles, maltratados y en sus pieles aparecerán deformidades, pigmentaciones, manchas y otras presentaciones propias de la enfermedad que se trate. Cuando se predica con el ejemplo y se trata de dar testimonio de lo que se predica, el efecto que persigue la predicación, se cumple. Generalmente no me caracterizo por plantear públicamente mis propios problemas, bien se traten de orden económico, político, social o de carácter orgánico o físico, léase: enfermedades. En las presentes reflexiones abusaré de los lectores que me siguen, para expresarles que desde el punto de vista de la salud, mi vida está muy comprometida e incluso los galenos coinciden en el pronóstico de muerte súbita, en virtud de mis afecciones cardiovasculares, circulatorias, pulmonares, sanguíneas, gástricas, diabéticas y otras que no mencionaré para no hacer tan larga la lista. No he referido estas circunstancias para ganarme la lástima de nadie, sobre todo, si siendo un hombre profundamente católico cristiano y al mismo tiempo comprometido en el servicio de la difusión del evangelio y el tratar de ser testigo auténtico de la palabra de nuestro señor Jesucristo y de las santas escrituras, no veo cómo entonces, puedan estas reflexiones estar orientadas a buscar la piedad, el consuelo o la lástima de quienes me leen. Me motiva, como ya he dicho, la necesidad de compartir con muchas personas que siguen estos blogs, algunas experiencias y meditaciones, de variada naturaleza, y que en esta oportunidad las he centrado en la consolación a nuestras enfermedades. Y es que en el día de hoy, miércoles 26 de enero de 2011, mi salud recibió los efectos múltiples de diversos dolores asociados a varias de estas patologías, por lo cual mis miembros inferiores y superiores se vieron impactados por dolores de todo tipo y de gran intensidad, lo mismo que mis arterias, mi cuello, mis pulmones, mi cabeza ,y por si fuera poco, toda la sintomatología asociada a la angina de pecho, a la angiocardiofibrosis, y a las obstrucciones coronarias, que como ya he dicho vengo padeciendo desde hace más de diez años, lo cual hace plausible, creíble y demostrativo el poder y la misericordia de Dios, en virtud del diagnóstico, que precisamente hace diez años ofrecieron los médicos que aún me tratan, y que establecieron como límite a mi vida , el período de un año, es decir que mi muerte debía haber ocurrido en el año 2002, cuestión que evidentemente no sucedió y por ello puedo decir que por la misericordia y profundo amor que Dios tiene a cada uno de sus hijos, nos mantiene con el don de la vida hasta que el decida el momento de nuestra partida.
Pero, retomando la lógica de las reflexiones que venimos practicando, me retrotraigo al día miércoles 26 de enero de 2011, y que como ya se dijo, fui centro de una multiplicidad de dolores que me causaron la sensación de mi partida del mundo terrenal. Y aclaro que poco importa que seamos soldados al servicio de la causa del señor, y que antes por el contrario, es un privilegio servirle, muy a pesar de nuestras enfermedades. Aclarando también, que la circunstancia de ser servidores de la causa de Dios, no exime al ser humano de la Cruz que debe llevar y que nunca tendrá mayor peso que aquel que nosotros podamos soportar. Al filo del mediodía de ese miércoles, cuando los dolores se extremaban, tome al azar un libro de mi biblioteca, que resultó ser uno de mis favoritos intitulado: "MUÉSTRAME TU ROSTRO" del sacerdote, filosofo y psicólogo, Ignacio Larrañaga, editado por Ediciones Paulinas. Caracas-Venezuela. Novena Reimpresión 1997. Págs. 211-212, de allí extraje el siguiente texto, que más que un bálsamo para mi, se tradujo en un instrumento señalado por Dios en ese momento, para hacer más llevadera la situación de dolor y de pena por la estaba pasando. Por esa razón, lo comparto con todos los lectores que estén en la difícil situación de enfermedad o simplemente para qué examinen y analicen el poder, el amor y la misericordia que Dios nos tiene, sin discriminación alguna, y con todos sus hijos, con todos sus criaturas. Espero que sea de gran utilidad.
CONSOLACIÓN:
"En la tristeza, en la enfermedad, en el luto, en la persecución, el hombre tiene necesidad de consolación. Sus familiares y amigos acuden a consolarlo cuando los demás lo abandonan. Pero aún esas palabras son tan sólo un tenue alivio. El hombre se queda sólo con su dolor. En los momentos decisivos estamos solos.
En la Biblia el caso típico, símbolo de todas las desolaciones, es el abandono total de Jerusalén, arrasada, saqueada, quemada, deportada al exilio y olvidada de Dios:<< Dios me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mi>> (Isaías 49,14). Pero tanto el profeta Jeremías como el profeta Isaías ofrece el << libro de la consolaciones>>, Dios se presenta como un padre cariñoso anunciando que<< por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recogeré>> (Isaías 54, 1-9).
Hay ciertos momentos en que nada ni nadie es capaz de consolarnos. La desolación alcanza niveles demasiado profundos: ni amigos, ni familiares, ni amantes, pueden llegar a esa profundidad. A veces se dan situaciones indescriptibles, incluso indescifrables para nosotros mismos; no se sabe si es soledad, frustración, nostalgia, vacío o todo junto. Sólo Dios puede llegar hasta el hondón de esa sima.
No hay alma que no tenga la experiencia de que, hallándose en ese estado, repentinamente y sin saber cómo, uno siente una profunda consolación como si un aceite suavísimo se hubiese derramado sobre las heridas. Dios bajó sobre el alma herida como una blanca y dulce enfermera.
Otras veces el hombre llega a sentirse como un niño impotente: desengaños, una grave enfermedad, un fracaso definitivo, la proximidad de la muerte... La desolación es demasiado grave, sobrepasa todas las medidas. ¿Quién podrá consolarlo? ¿El amigo? ¿La esposa?<< Como una madre consuela a su niño, así os consolaré yo<< (Isaías 66, 10-14). El consuelo de Dios sabe a aceite derramado que llega hasta las heridas de la desolación.
Y si la desolación es debida a la ausencia de Dios, entonces una<< visita>> de Dios es capaz de<< trocar la oscuridad en luz; brotarán manantiales de agua y los montes se transformará en caminos y los desiertos en jardines>>" (LARRAÑAGA Ignacio, "MUÉSTRAME TU ROSTRO". Caracas-Venezuela. Ediciones Paulinas. Novena reimpresión 1997 Págs. 211-212).
Son extraordinarias las meditaciones y reflexiones que hace el padre Larrañaga. Particularmente he leído la vasta obra de este servidor de Dios y realmente constituye una verdadera riqueza para los seres humanos que tenemos la oportunidad de compartir sus pensamientos, sus manifestaciones y sus análisis. Especialmente este libro: "MUÉSTRAME TU ROSTRO" contiene enseñanzas que nos conducen por los caminos de la intimidad con Dios. Cuando se sufren los efectos y los dolores de una o varias enfermedades, toda esa descripción que hace Larrañaga, la vive el enfermo en carne propia, soy testigo de excepción de esa situación. Pero quiero aclarar que la enfermedad lejos de ser una maldición o una especie de castigo, es más bien un privilegio, pues a través de ella se consolida nuestra fe y se enriquece nuestro espíritu. El enfermo representa al hombre cargando su propia Cruz, que no tendrá mayor peso al que pueda soportar ese enfermo. Tampoco es verdad la vieja conseja según la cual, quien sigue a Cristo, quien le sirve, quien se ha comprometido con su doctrina y quién es auténtico testigo de su palabra, está exento de las contrariedades, dificultades, problemas y adversidades del mundo. Por el contrario, quienes más se vinculen con la labor de la difusión del evangelio, de la predicación de la verdad y de la construcción del reino del amor, son los más perseguidos y atacados por el innombrable. Por ello amigos lectores, no desmayen, ni sucumban ante las flechas incendiarias del mundo y del mal, representadas en diferentes manifestaciones, tales como la vanidad, el odio, las desviaciones sexuales, el consumo de drogas, el materialismo, el ateísmo, el espiritismo, el placer, el poder, la injusticia, la indolencia, la inmoralidad, la mentira etc. Dios está siempre con nosotros, presto a brindarnos su amor, su misericordia, su santidad, su caridad, su perdón, su justicia, su auxilio y protección. No importa cual sea la enfermedad que padezcas, bien sea psíquica, física espiritual, o de cualquier otra especie. Dios le ha dado un mandato a sus ángeles para que te cuiden, te protejan e impidan que tu alma se pierda. Somos templos y morada de Dios. No olvides nunca que Dios Padre, que Jesús de Nazaret Hijo de Dios, que el Espíritu Santo, están con todos nosotros hasta el final de los tiempos y que nada ni nadie podrán separarnos del amor de Dios. Todo pasa excepto Dios. Animo, gozo, alegría....”
Para citar este artículo: si se tratase del caso ejemplificado:
GONZÁLEZ FUENMAYOR, Mervy Enrique .El Ejercicio del Principio Inquisitivo: ¿Ofrenda a la Ética o a la Justicia? Maracaibo, Venezuela La Universidad del Zulia. 28-Enero-2009. Disponible en: )
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