lunes, 30 de enero de 2012

ARTÍCULO. ¿MI CONCIENCIA ME BASTA PARA SER UNA BUENA PERSONA?



IMAGEN UNO:REPRESENTACIÓN DE LA CONCIENCIA.



IMAGEN DOS:PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR...

"TODOS SABEMOS DISTINGUIR LO BUENO DE LO MALO, SIN QUE TENGAMOS QUE EGRESAR DE ALGUNA UNIVERSIDAD".MEGF. LUNES 30 DE ENERO DE 2012.

ARTÍCULO. ¿MI CONCIENCIA ME BASTA PARA SER UNA BUENA PERSONA?
POR PROF. DR.MERVY ENRIQUE.GONZÁLEZ FUENMAYOR.mervyster@gmail.com.
MARACAIBO-ESTADO ZULIA- REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA-AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADO Y PUBLICADO EN LA RED: LUNES 30 DE ENERO DE 2012.


Generalmente se afirma que quien sigue los dictados de su conciencia, está en el camino correcto del vivir. También se asevera que el hombre de buena conciencia es una buena persona.

Sin embargo otros se preguntan:¿ Basta con cumplir los preceptos que nos sugiere nuestra conciencia, esa vocecita interior que llaman conciencia?

Al respecto reproduciré las siguientes reflexiones que nos ilustrarán sobre algunas certezas sobre el tema que nos hemos planteado:

Muchos ateos no consideran en absoluto la conciencia como algo religioso, sino como un eco de todas las experiencias recogidas por la Humanidad que se hayan a disposición del individuo desaconsejándolo o aconsejándole. Según este concepto, la conciencia es algo así como un instinto. No obstante, si la conciencia fuese realmente tan sólo un instinto, el hombre podría sobreponerse con toda facilidad de ese instinto sensual, pues en definitiva, el ser humano es libre. ¿Por qué debía seguir yo ese instinto? El ateísmo es incapaz de dar una respuesta a esta cuestión.¡Sin la fe en Dios resulta imposible demostrar la existencia de una obligación verdadera! Esos ateos cimentan la necesidad de la obligación en el hecho de que sin la conciencia del deber la sociedad humana tendría que perecer.

Si la conciencia es en verdad tan sólo un mero instinto es algo que en definitiva únicamente puede determinar cada uno en base a su experiencia interior propia: nosotros vivimos en el "Tu debes " y no podemos tener por cierto que podamos hacer o no hacer lo que nos viene en gana. Nadie puede quitarnos ésa decisión, si existe realmente o no existe ese "Tu debes" interior; ninguna ciencia natural, ninguna ley estatal, ningún educador y ningún partido. Existen cosas sobre las que precisamente sólo puede decidir la experiencia interior propia. Y justamente esas cosas son las más esenciales de la personalidad humana. Por ejemplo, el hecho de nuestro libre albedrío podemos reconocerlo exclusivamente tan sólo en base de nuestras experiencias internas propias, al igual que el hecho de la aptitud a la verdad del ser humano.

Los filósofos nos muestran que incluso la existencia de un "yo" propio invariable que puede conocerse exclusivamente tan sólo por medio de las experiencias internas. Del mismo modo, la existencia de la conciencia también puede conocerse únicamente en virtud de nuestra experiencia interior propia: nosotros vivimos aquel "Tu debes" desafiante y, por ello, un deber verdadero, nuestra conciencia.

Algunos consideran a la conciencia un mero producto del amaestramiento humano. En este caso la conciencia sería aún mucho menos de lo que opinan los mismos ateos. Nosotros podríamos sobreponernos con toda facilidad a un barniz superficial de esa clase. Pero vivimos con demasiada intensidad aquel "Tu debes" interno. En un modo parecido opinan otros que la conciencia tiene su origen en la presión constante a la que está sometido todo individuo. Pero también aquí hablan en contra de ellos nuestras experiencias internas, pues nosotros notamos la obligación a un cierto proceder, incluso cuando no nos espera ningún castigo. Y, a menudo, precisamente lo más granado del pueblo se ha rebelado contra la brutal opresión del Estado, justamente por razones de conciencia. Ellos prefirieron perecer como mártires bajo la tiranía del Estado a hacer algo contra su conciencia.

Tampoco la educación puede ser la causa verdadera de nuestra conciencia. Si esta no existiese en nuestra naturaleza humana como disposición, como semilla, entonces tampoco serviría de nada la mejor educación. A un orangután no se le puede educar la conciencia, sino únicamente se le puede amaestrar para que observe un comportamiento exterior. El educador es como un jardinero: el sólo puede hacer crecer aquella semilla del sentimiento del deber que llevamos dentro los seres humanos, pero la semilla misma no puede producirla él .La conciencia no es un producto de la educación, sino tan sólo formada por esta última.

Otros niegan en absoluto la conciencia, afirmando que el hombre no posee un libre albedrío. Con ello, claro está, tampoco tendría sentido la conciencia, que muestra las obligaciones al hombre exigiendo de él tomar una libre decisión para las mismas. Pero actualmente es ya algo muy claro que el hecho del libre albedrío no puede ser demostrado ni negado por la ciencia natural. En definitiva, el libre albedrío sólo puede conocerse a través de la experiencia interior o mediante la expresión de esta última en la literatura, en la jurisprudencia de todos los pueblos, etc., respectivamente.

Tendremos que poner a contribución todo nuestro amor a la verdad para tomar aquella decisión fundamental de nuestra vida: si queremos atenernos interiormente a aquel: "Tu debes" o si queremos ignorarlo." (MADINGER Hebert. "CIEN PREGUNTAS A LOS CATÓLICOS". México. Ediciones Paulinas. Primera Reimpresión. 1991. Pág. 33-35)

Es obvio que el libre albedrío existe en el hombre, este le permite decidir sobre lo bueno o lo malo, lo justo o lo injusto, la verdad o la mentira, etc.El discernimiento es ese proceso de análisis comparativo con algunos conceptos, algunos valores, algunos referentes, algunos principios que preexisten al hombre. Son los preceptos de Dios, sus mandatos, sus enseñanzas, la creación misma. De allí que algunas ciencias no puedan evadir de su objeto de estudio, tales realidades.

Por ejemplo, en la Ciencia Jurídica se habla de un Derecho Natural, para referirse a un conjunto de principios y valores que no obstante no estar escritos, forman parte de las instituciones de aquella ciencia, como por ejemplo la equidad, la justicia como valor absoluto, la verdad, los hechos notorios, el fundamento de validación de las normas jurídicas, entre otras.

Lo mismo ocurre con la Psicología, la Filosofía, la Física, la Astronomía, etc.

La conciencia es fundamental para vivir adecuadamente pero esa conciencia necesita del discernimiento que viene de lo Alto (Dios) que nos dará la sabiduría necesaria para acercarnos al reino del amor, de la justicia, de la verdad, de la moral, de la solidaridad, del perdón, de la misericordia y del conocimiento, verdaderos; y con ello un actuar elevado a la trascendencia.





IMAGEN UNO:REPRESENTACIÓN DE LA CONCIENCIA.



IMAGEN DOS:PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR...

"TODOS SABEMOS DISTINGUIR LO BUENO DE LO MALO, SIN QUE TENGAMOS QUE EGRESAR DE ALGUNA UNIVERSIDAD".MEGF. LUNES 30 DE ENERO DE 2012.



Para citar este artículo: si se tratase del caso ejemplificado:
GONZÁLEZ FUENMAYOR, Mervy Enrique .El Ejercicio del Principio Inquisitivo: ¿Ofrenda a la Ética o a la Justicia? Maracaibo, Venezuela La Universidad del Zulia. 28-Enero-2009. Disponible en: )
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